martes, 20 de octubre de 2009

viernes, 16 de octubre de 2009

ESCUELA DE FORMACIÓN POLÍTICA-Encuentro 1

Sábado 17 de octubre

Coordinación y adaptación Jorge PICHUN




Síntesis
La noción de ciudadanía, en un sentido amplio, puede entenderse como una práctica beneficiosa para la sociedad, ya sea a través de estructuras democráticas formales, la prensa, debates públicos, asociaciones, partidos políticos, sindicatos, clubes y sociedades locales o bien, sencillamente, a través de redes informales entre vecinos, amigos y familiares.
En esta clase, mostramos cómo la relación entre política y ciudadanía puede concretarse en propuestas que se desarrollen en la escuela y en las aulas, en términos de reivindicación de la participación y defensa de la democracia, en relación con las luchas por la libertad, la igualdad y la justicia o para promover distintas formas de sociabilidad y construir la propia identidad, todos elementos necesarios para ser un ciudadano activo.
Para hacerlo, seguiremos recorridos de distintos autores que, con sus reflexiones, nos permiten pensar la formación política. Presentamos, también, una serie de consignas que les permitirán ir construyendo algunos criterios para trabajar estos temas. Se trata de que, a medida de que avancen en la lectura, desarrollen un esquema de trabajo que oriente algunas de sus acciones en sus ámbitos. Acciones que consideren la formación política no solo desde el área de formación ética y ciudadana, sino desde todas las disciplinas en la que pueda desempeñarse. Acciones que refieran tanto a la creación de condiciones y acuerdos institucionales de trabajo respecto de la formación para la política, como así también que puedan plasmarse en la tarea misma que desempeña a diario cada uno en su organización.
Planteémonos algunos interrogantes ¿Cómo se vincula la política con la ciudadanía? ¿Es aceptable que la política entre en todos los ámbitos de trabajo? ¿Cómo se expresa lo político su organización? ¿Qué relación hay entre formación política e identidades? Cómo transmitir para pensar y dialogar sobre política en las organizaciones?

Política y ciudadanía

La ciudadanía se fue conformando en las alternativas y experiencias de la vida pública desde las últimas décadas del siglo pasado en adelante. En nuestros países, estuvo siempre ligada a la construcción de la democracia. Por ello, transitó por caminos conflictivos y de interrupciones permanentes.
La crisis actual de la ciudadanía no es de tono posmoderno, basado en el desinterés del ciudadano, en la transformación de la política en una técnica o en los efectos desmovilizantes de la mediatización de la política. La crisis de sentido de la ciudadanía tiene otras razones. En los ochenta, en los comienzos de la democracia, se enunció discursivamente la construcción de la ciudadanía de la mano de la restauración democrática y la lucha por los derechos humanos. Se trataba de eliminar los restos del autoritarismo por medio del diálogo y los consensos. La afiliación masiva a los partidos políticos fue una iniciativa para fortalecer el restablecimiento de la democracia constitucional. Con una mirada retrospectiva, el historiador uruguayo Gerardo Caetano enfatiza esta idea señalando que
"en América latina salimos de las dictaduras de la seguridad nacional con una gran euforia democratizadora que, con la perspectiva del tiempo, vemos que tuvo mucho de frivolidad. Toda transición tiene una explosión de demandas que luego se desinflan. La democracia no es tan épica como las transiciones. Pero ya, en los modelos de salida, estaban implícitos ciertos problemas que minaban el arraigo de las nuevas democracias [...] tenemos 15 ó 20 años de experiencias democráticas que, lejos de haber contrarrestado las tendencias de exclusión muy duras de las dictaduras de la seguridad nacional, las han profundizado."
En el caso argentino, y preocupados por cómo se vio reflejada la transición democrática después de 1983, Silvina Quintero y Luciano de Privitellio ratifican esta mirada sobre la democracia que señalan otros autores. Los libros de texto desarrollan el contenido formal de las instituciones republicanas y su funcionamiento ideal. Además aluden a elementos presentes en la democracia real como "la opinión pública", "los partidos políticos", "los golpes de Estado". Sin embargo, según estos autores "[...] esto no impide una cierta esencialización de la noción de democracia. Hay en alguna medida un deslizamiento del registro patriótico hacia esta idea de democracia: la Constitución Nacional se convierte en símbolo, la cita al Preámbulo se ritualiza, los valores de la democracia liberal se ven a menudo despojados de su contenido histórico.".
En los años noventa, se configuró una ciudadanía de "baja intensidad", llamada así por Javier Auyero, debido a la disminución de las aspiraciones de ejercicio de los derechos sociales, legales e institucionales. Al ciudadano de los ochenta le siguió otro más débil, en tanto que crecía la figura del consumidor. El mercado ganó terreno ya que no sólo era el eje de la vida económica, sino también el espacio de la formación de otras identidades distintas de las de la época en que el Estado era un referente colectivo y cuyas decisiones afectaban los ingresos, las perspectivas, los derechos y obligaciones de la gente. Por eso, suele decirse que, en este período, la esfera pública se equipara al mercado y la política deja de ser vista como mecanismo de resolución de los conflictos sociales.
Otros autores latinoamericanos complementan esta idea reparando sobre la baja calidad de las democracias latinoamericanas y cómo el modelo económico neoliberal ha precarizado aún más su existencia, advirtiendo -al mismo tiempo- sobre el posible acaecimiento de dictaduras de nuevo tipo.
A fines de los noventa, la democracia institucional y la ciudadanía fueron jaqueadas por la crisis del modelo económico. Frente a esta crisis, la política no logró imponer un rumbo de renovación y crecimiento sostenido en la región y mucho menos cuidar la equidad social. Los episodios de corrupción, el internismo, los pactos secretos y la transgresión de los mandatos electorales completaron la obra.
En la reconstitución participativa de los lazos sociales y vecinales quebrados por la larga crisis económica se redefine con final abierto el sentido de ciudadanía. El ciudadano se construye en la reciprocidad, en el reconocimiento mutuo que se sobrepone a la cultura del mercado puro y a los costados humanamente oscuros presentes en una gran crisis.
Hoy se viven procesos de transformación social madurados desde hace años por la exclusión social, la desindustrialización y la caída de gran parte de la amplia clase media que, en el caso de Argentina, la dotaba de una homogeneidad social llamativa para un país latinoamericano.
Siguiendo el esquema propuesto por Castel, planteamos las siguientes posibilidades acerca de la crisis de la política y la condición ciudadana.
1. La primera posibilidad es que continúe acentuándose la degradación de la condición política observable desde la década del noventa.
El inédito sentimiento de exclusión en el ánimo y los razonamientos de grandes mayorías continuaría alentando el "que se vayan todos" que denosta sin distinciones a los políticos que han tenido o tienen responsabilidades de gobierno, como modo de expresión del sentimiento de exclusión respecto no sólo de la distribución de la renta, sino también -y por momentos fundamentalmente- del ejercicio de la justicia y el respeto por los derechos individuales y colectivos. Los puentes de confianza y consenso de la gente respecto de su representación partidaria en el Estado seguirán quebrados.
Es también la posibilidad del "nos vamos todos" que ponen en acto las colas frente a los consulados de otros países, devenidos en desesperados espejismos de salvación.

2. Una segunda posibilidad consiste en tratar de conservar aproximadamente la situación actual, multiplicando los esfuerzos por estabilizarla.
Se trata simplemente de aguantar hasta que la ola de la movilización decaiga, como pasa siempre con los ciclos de auge y decadencia de los movimientos sociales. Un 20 de diciembre de 2001 no se produce en la Argentina todos los días, ni las movilizaciones se mantienen en el tiempo sin decaer. Sin embargo, cabe advertir que esas experiencias colectivas dejan marcas perdurables en la subjetividad de sus participantes y de sus espectadores, más allá de las posteriores alternativas -agitadas o calmas- de la calle. Son el terreno de nuevas situaciones y respuestas.
3. La tercera posibilidad reconoce que la política ha perdido su posición central, que el ciudadano se ha degradado y trata de encontrarle escapatorias, compensaciones o alternativas.
Los ciudadanos salen a la calle sin distinciones ni jerarquías sociales, se confiesa la pobreza que en otros tiempos se ocultaba, los ahorristas expresan sentimientos de expropiación. La vida de la ciudad ofrece nuevos acercamientos y descubrimientos mutuos. Se incuba una vecindad cívica inédita.
Desocupados, empleados públicos, médicos, docentes, jubilados, piqueteros, vecinos, viejos y nuevos pobres, productores rurales, ahorristas expropiados son las víctimas de una gran crisis que comparten la desconfianza en la justicia y la pérdida creciente de una identidad colectiva, y al mismo tiempo generan nuevas formas de asociación para encontrar salidas probablemente de corto alcance a la coyuntura.
4. La cuarta posibilidad plantea reconstruir las instituciones "con mucha política".
No pasa por "reconciliar" la política partidaria con la gente, sino de reconocer la necesidad de su transformación completa en un proceso de reconstrucción de la democracia. Reconociendo que la realidad de la crisis es integral (al mismo tiempo, económica, social, política e institucional)
y que tolera tanto pronósticos pesimistas como moderadamente optimistas, esta reconstrucción implicará, sin duda, una profunda reforma política que otorgue transparencia a su funcionamiento, mejore las leyes electorales, estimule los organismos de control de la gestión pública por parte de la sociedad civil con nuevas bases económicas.
En el contexto latinoamericano general, producto de la fuerte crisis de representación se está produciendo un desplazamiento de la política hacia la micropolítica. ¿En qué consiste? Nacidos como fruto del desencanto con la política tradicional, la micropolíticas se alimenta de políticas de base que se proponen transformar la vida cotidiana desde la sociedad civil, sin intención de conseguir poder en el Estado. En relación a esta nueva forma de hacer política, menos épica y visible, se plantea el debate sobre los resultados: ¿en qué tiempos puede generar cambios?, ¿por sí sola constituye una respuesta pertinente a las actuales democracias latinoamericanas?, ¿o debe complementarse con una reconstitución institucional del sistema democrático?
El politólogo argentino Carlos Strasser responde a estas últimas preguntas previniendo que el elogio de las organizaciones de la sociedad civil como naturalmente virtuosas y la crítica a los partidos políticos como inevitablemente corruptos impide una visión constructiva entre ambos.
Strasser reconoce que, en las últimas dos décadas, el llamado "surgimiento de la sociedad civil", los "movimientos sociales" y actualmente las "organizaciones no gubernamentales", las ONGs, han generado una serie de respuestas sociales a las manifiestas falencias registradas por los gobiernos, a través del Estado, las instituciones políticas, los políticos y los partidos políticos.
En el caso de las ONGs, se han "hecho oír" en las esferas de gobierno, pública e internacionalmente en materia de derechos humanos, libertades, transparencia, pobreza y medio ambiente; lograron incluir sus propuestas en las agendas de distintas instituciones; fueron eficaces y eficientes en numerosos emprendimientos relativos a campos antes reservados puramente a la intervención estatal; activaron una conciencia y un compromiso con la "cosa pública" en diferentes sectores de poblaciones. En algunos casos, son sujetos de consulta obligatoria, en el seguimiento y control de distintas políticas o acciones emprendidas por los Estados y/o los grandes organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial o el BID, no así para la toma de decisiones "oficiales".
Sin embargo, muchas veces se han encontrado entrampadas en las dificultades típicas de toda organización: en su mayoría son asociaciones voluntarias y amateur, movidas por la pasión y determinadas ideológicamente. Gozan de una dimensión incomparable con la del Estado y carecen de recursos automáticos como son los de origen fiscal o corporativo. Además, en no pocas ocasiones han sido clientelizadas o cooptadas por los poderes económicos y políticos, y no siempre está claro ante quién responden más allá de sus dadores de fondos y su propia dirigencia.
Partiendo de esta información y este examen, Strasser propone analizar la naturaleza y situación en la que se encuentran tanto el Estado como la sociedad civil para dar soluciones a las urgentes problemáticas del mundo contemporáneo:
"Contra el Estado puede exponerse que -sobre todo en los países periféricos- desde hace rato se lo ve empobrecido en sus diferentes recursos y capacidades, por tanto apreciablemente disfuncional, y (pero) siempre el condensador de una sociedad de clases, desigualitaria, a la que no nivela tanto como contribuye a reproducir, aun si lo hace de maneras que van "actualizándose" sobre la marcha de la evolución histórica. Es de ahí mismo que resulta, al fin de cuentas, el reciente surgimiento más "público" de la sociedad civil.
Sociedad civil que también, antes y al margen de ello, ya ha venido creciendo, y asimismo pluralizándose y/o fragmentándose, así como tornado más y más vigorosa e "independiente", siquiera por sectores. Se explica, pues, que sea desde ella que tiendan en el presente a cubrirse como por reflejo las falencias e inacciones del Estado en términos de lo que se asume por principio es el papel propio de éste.
El caso es, empero, que la citada defección del Estado es la del -sin embargo, todavía- titular más legítimo de la producción de un buen orden social; es decir, la del único agente que, en tanto realizado él mismo en términos de su "idea" (si alguna vez lo está o fuese a estarlo de verdad), por naturaleza o esencia tiene la misión y la posibilidad de trascender los intereses de los individuos y los sectores o las clases, y de lograr el bien común a todos.
Pues, precisamente, contra la sociedad civil corresponde argüir que su misma naturaleza, su consistir en intereses, individuos, grupos, sectores, clases diferentes, resulta de suyo contradictoria a un tal propósito; lo que se dice "una contradicción en los términos". Y esto, más allá de que al momento sea capaz de representar, en defecto del Estado (por unos u otros actores y vías, aquí o allá) los no menos legítimos derechos de autonomía y autosatisfacción a que aspiran las personas y los distintos colectivos sociales.
En síntesis, el actual es entonces un cuadro en el que, en clave de su situación o realidad, la sociedad civil (ONG incluidas) está llevada y asimismo justificada, no ya -ni sólo- a vigilar al Estado, sino a acompañarlo y hasta sustituirlo subsidiariamente en todo aquello de su interés legítimo a cuyo respecto él se halla en una falta al parecer sin remedio; sin remedio, al menos, como el inmediato que se precisa en una u otra relación de las tantas que duelen y urgen social y políticamente. En la otra clave, no obstante, la de naturaleza, "está cantado" que la misma sociedad civil no llegará sino y cuanto más muy específica y ocasionalmente a suplir de manera cabal, o en plenitud, la capacidad que es, en principio, esperable más bien del lado estatal.
En suma, que bien puede darse la bienvenida a la actividad "pública" de la sociedad civil y las ONG, pero el Estado, y los partidos políticos (que son los postulantes para gobernarlo), son en principio irreemplazables. De donde resulta asimismo fundamental e imperativo el más decidido empeño, no tanto en sustituirlos, sino en rescatarlos a ambos -Estado y partidos- de su presente tan lamentable y lamentado. Está claro: la sociedad y el bien común son los primeros que requieren de ellos. Sólo que, naturalmente, "en forma" y más legítimos. De todos modos, por lo pronto tengamos las cosas en claro. Y cuidado con ciertas exageraciones o idealizaciones, no siempre gratuitas".
Carlos Strasser, “El doble rostro de la sociedad civil”, en Diario Clarín, Buenos Aires, 7 de octubre de 2002.
Luego de estas consideraciones sobre la relación entre política, democracia y ciudadanía, cabe pensar si las organizaciones puede inscribir los contenidos referidos al mundo de la política alrededor de sentidos que se desprenden del reconocimiento de una historia, de la comprensión de la profundidad de los problemas generados por la crisis de la condición ciudadana y del análisis de las posibles alternativas para enfrentar la situación actual.
¿Política en las organizaciones de formación?
Para el investigador inglés Stephen Ball, una buena, organización, o escuela es aquella que permite que el integrante, estudiante desarrolle sus aptitudes individuales al extremo, le otorga una pluralidad de herramientas técnicas y morales para usar en el mundo real y no transmite solo conocimiento académico. Según Ball, la escuela debe tratar los problemas del contexto en las distintas disciplinas, de manera que los estudiantes puedan comprender qué es lo que está pasando en sus casas, en sus familias y en su país, y tengan la posibilidad de participar de modo productivo en el tratamiento de los problemas que sus padres enfrentan.
Por su parte, desde otra perspectiva -como es el caso de un editorial del diario argentino La Nación- se suele sostener que es insensato mostrar a los alumnos una imagen desordenada del mundo que les ha tocado vivir, o trasmitirles el peso de los dilemas que aquejan a la comunidad. Se considera que las organizaciones de formación no deben permitir la politización y que la política no debe ingresar en las aulas, porque conduce inexorablemente al descreimiento o al fanatismo por parte de los alumnos.
Como ya hemos señalado, nuestro concepto de formación del ciudadano, no se reduce a su dimensión política. Pero de ninguna manera deseamos prescindir de ella. Por el contrario, en un contexto de discursos que deslegitiman la práctica política, consideramos necesario reivindicar la importancia de la participación, del ejercicio activo de la ciudadanía política y de la defensa, al mismo tiempo reflexivo y sostenido, de la democracia.
A contrapelo de propuestas que insisten en la exclusión de la política en los espacio de formación, asignamos a estos espacios un rol fundamental en la formación política de los jóvenes. No se trata de ninguna lógica de adoctrinamiento ni de la imposición de una ideología o filiación partidaria determinada. Tampoco de imponerles como dogma la defensa de la democracia. Pero sí, de que puedan desnudar, desmenuzar, descifrar y decidir sobre lo político.
En nuestro caso la oferta que hacemos tiene que ver con da defensa de la democracia como sistema resolución de conflictos sociales, entendiendo a los conflictos como intereses contrapuestos entre distintos sectores que pugnan por lograr imponer el suyo.
Educación y política: diversas perspectivas
Cabe, tal vez, aquí hacer una distinción que permita aclarar qué concebimos por política, a sabiendas de la existencia de diferentes conceptualizaciones. Para hacerlo creemos conveniente diferenciar "lo político" de "la política". Lo político, entendemos, refiere a la dimensión del poder y a los antagonismos en la sociedad. La política, en cambio, es el intento de amansar "lo político" y afrontar los conflictos y los antagonismos.
Según Chantal Mouffe, una reconocida especialista en teoría política, "las políticas" democráticas no deberían dejar de tomar en cuenta "lo político" en su dimensión de conflicto y antagonismo, y deberían determinar las consecuencias de la irreductible pluralidad de valores y visiones.
Desde esta perspectiva, para extender la democracia a un número creciente de relaciones sociales, resultaría necesario proteger el pluralismo, los derechos individuales y las minorías, contra una posible tiranía de las mayorías. Pero el peligro opuesto también existe, se pueden establecer múltiples relaciones de desigualdad. Por ello, afirma Chantal Mouffe, es importante entender que, para que la democracia exista, ningún agente social debería poder reclamar ningún tipo de supremacía absoluta.
Esta investigadora sostiene además que en lugar de protegernos de la violencia y hostilidad inherente a las relaciones sociales, la tarea de las políticas democráticas tendría que orientarse a explorar la manera de crear condiciones bajo las cuales esas fuerzas agresivas puedan ser consideradas, y, por lo tanto, un orden democrático pluralista pueda ser posible.
Si miramos a las organizaciones, y la escuela desde estas ideas sobre lo político y la política podríamos:
- observar que el poder está en todas partes: en los niños, en los maestros, en los padres, en las autoridades; en cada uno de los ciudadanos que participa en cualquier organización social, aun en su rol de ciudadano
- ver que con ese poder se llevan a cabo acciones de muy diversa naturaleza: hablar, callar, amonestar, pedir, dialogar, negar, interrogar, estimular, ocultar, debatir, imponer, distorsionar, discutir, criticar, intervenir, promover, controlar, evaluar, expresar, interpretar, enseñar, aprender;
- advertir que el poder se expresa, la mayoría de las veces, a través de conflictos y antagonismos;
- sostener que un propósito central de la escuela es establecer valores y prácticas democráticas;
- afirmar que las organizaciones sociales y la escuela necesita hacer lugar al pluralismo de culturas, así como al pluralismo de sujetos, de elecciones individuales y de concepciones del bien.
Acordemos o no con estas observaciones sobre las organizaciones y la escuela, seguramente, vamos a suscribir que el espacio sobre el cual se dirigen estas miradas está marcado por contradicciones. Las organizaciones sociales y la escuela son instituciones que:

- creen ser neutral y oculta una honda disputa ideológica;
- están llena de imposiciones, pero aspiran a formar para la libertad;
- Son jerárquicas, pero procuran formar para la igualdad;
- tienen una mirada hegemónica, pero pretenden formar para el espíritu crítico;
- admiten la diversidad, pero forman para un patrón cultural común;
- permiten aceptar o rechazar, pero no tener iniciativas.

Sostenía Dewey que el currículum escolar es un abrumador cuerpo de información carente de vida y que las prácticas se dirigen a atiborrar la mente con grandes fórmulas verbales, disfrazadas de conocimiento, privadas de contenido real e impuestas por un maestro autoritario.
Alegaba que si las escuelas basan sus actividades en la búsqueda científica, una gran parte de la coacción externa desaparecería. Sostenía que la moral se aprende dentro del contexto social, observando las reglas apropiadas que emergen de una experiencia compartida, y que el papel del maestro es ayudar al niño a aprender los valores de la participación democrática.
Stenhouse considera que la discusión crítica, la interacción cooperativa y el compromiso con el desarrollo del currículum constituyen prácticas promotoras de valores democráticos y de participación en las escuelas. Stenhouse entiende que las escuelas van a cambiar el día en que lleguen a considerarse a sí mismas como instituciones de investigación y desarrollo, y no como meros clientes de las agencias de investigación y desarrollo.
Más recientemente, Michael Apple, preocupado porque el conocimiento oficial tiene un marcado sesgo que lo pone al servicio de los intereses dominantes y porque la transformación educativa esté asociada con la transformación social, distinguió las escuelas democráticas de las llamadas progresistas o humanistas. Si la propuesta de Dewey se centraba en la actividad del niño y la de Stenhouse hacía hincapié en la concepción de la profesionalidad docente, la de Apple va más allá de aumentar la participación de los estudiantes en las aulas o de cambiar el clima de trabajo de la escuela. Apple sostiene que las escuelas democráticas son aquellas que intentan disminuir las desigualdades en la escuela así como cambiar las condiciones sociales que las crean, y combaten activamente contra ellas.
Hasta aquí hemos recorrido algunas ideas sobre la relación entre educación y política que, desde diversas perspectivas teóricas, observan los discursos y las formas en las que se ejerce el poder en la educación. En todas ellas hay un trasfondo implícito que queremos rescatar.
formación, política e identidades
Así como al referirnos a la lectura y al trabajo hicimos una alusión a la formación de las identidades, del mismo modo vamos a hacerlo en este caso, porque también lo político y la política suponen la construcción de identidades individuales y colectivas.
Ya sostuvimos que la concepción de ciudadanía en la que pensamos se aleja de identidades colectivas homogéneas, excluyentes y esencialistas. Por el contrario, suscribimos a la idea de una ciudadanía que permite conciliar la construcción de proyectos compartidos y la valoración del pluralismo y la diversidad cultural.
Los sistemas educativos latinoamericanos cumplieron un papel central en la formación de las identidades nacionales. Dichas identidades se configuraban a partir de un mandato imperativo que los estudiantes debían absorber mediante una serie de rituales, prácticas y repeticiones. La identidad nacional emergente que requería el monopolio de la lealtad tuvo fuertes componentes de exclusión.
Para poder promover identidades colectivas compatibles con la valoración de la diversidad, es necesario poner el acento en la identidad como opción y construcción y no como herencia por recibir y aceptar. Para ello, asumimos el desafío de desnaturalizar y transparentar, tanto en sus prácticas institucionales como en el currículum, el proceso de construcción de las identidades y, en particular, la construcción de la identidad nacional. Esto supone permitir una reflexión fundamentada en conocimientos sobre las características de este proceso, sus protagonistas, sus logros, sus pérdidas, sus víctimas.
Este es un paso imprescindible para poder proponer a los jóvenes que asuman su lugar en la construcción de sus identidades. Para que tengan la opción de ser partícipes activos de la definición de identidades colectivas y no receptores de identidades impuestas totalmente desde la externalidad.
Para ser coherente entre sus discursos y sus prácticas no reclamamos adhesiones identitarias excluyentes o totales. Para decirlo de otra manera, los contenidos y las prácticas deben ser compatibles con una pluralidad de adhesiones y lealtades.
La posibilidad de acceder a múltiples conocimientos, de conocer diferentes culturas, de interactuar con diferentes pares, de identificar diferentes escalas de constitución de referencias identitarias, la creación de espacios de elección y respeto a la elección de otros son claves para la formación de ciudadanos en sociedades complejas, plurales, solidarias y democráticas.

Los jóvenes y la construcción de la ciudadanía hoy
Desde la preocupación por explorar las dificultades y las posibilidades de los adultos y los jóvenes para sostener el vínculo intergeneracional, la psicoanalista y educadora Perla Zelmanovich nos hace reflexionar sobre los jóvenes y su relación con la cuestión de la ciudadanía: “¿Qué piensan y qué hacen los jóvenes en su relación con la cosa pública? ¿Qué rol juega el diálogo intergeneracional en esta relación? ¿Puede la cultura convertirse en una forma de intervención ciudadana, de producción de comunidad, de construcción del lazo social, en definitiva, en una herramienta política?”
Según esta educadora, pensar la ciudadanía en términos de lo comunitario, del lazo social, tiene particular significación en el contexto actual en el cual las dificultades para construir lo común constituyen un mal de la época. ¿Cómo se expresa el mismo? Entre otros síntomas: en la desconfianza generalizada en los vínculos personales; en la llamada “indiferencia tolerante” -en palabras del sociólogo alemán Ulrich Beck- en las relaciones intergeneracionales, en el consumo de psicofármacos para dar respuesta a los llamados ataques de pánico, de desatención y de ansiedad, supuestos responsables de las dificultades que tienen las personas para vincularse y hacer junto con otros.
Cabe destacar, como señala Zelmanovich, que las dificultades que se suelen leer en los jóvenes en cuanto al involucrarse o no en lo común, en lo público, no son patrimonio exclusivo de ellos sino que están en el marco de la experiencia de la época. Al mismo tiempo la sociedad adulta tiene dificultades para reparar, apreciar, detenerse y leer con un sentido político aquello que los jóvenes producen en términos de construcción de ciudadanía.
Partiendo de esta hipótesis, la autora piensa que la condición ciudadana de los jóvenes necesita ser leída como tal por la sociedad adulta cuando se expresa a través de la experiencia y de la producción cultural, especialmente artística, en tanto estas expresiones pueden tener un carácter eminentemente político.
Compartimos a modo de ejemplo uno de los relatos de dicha ponencia, en el cual una joven entrevistada en el marco de una investigación, da cuenta de una experiencia de producción cultural en la ciudad de Buenos Aires, a la que ella nombra “Colectivo Cultural” y a la que le otorga un sentido político.
“Este colectivo cultural abarca distintas disciplinas, que empezó siendo una banda de música, a la que se le fueron sumando otras disciplinas. Se organizaron en torno a la cultura en forma abstracta y se fue sumando gente. Hoy la banda forma parte del colectivo cultural y no el colectivo cultural participando de la banda. Son chicos de clase media nacidos en los ochenta que se reúnen una vez por semana y ponen el cuerpo, hacen expresión corporal. Los temas de actualidad nacionales e internacionales se discuten a través de la cultura. Se trata de pensar en la propia vida cotidiana en un ámbito concreto a través de una acción directa. Están tratando de gestar un medio alternativo de difusión, una agencia de noticias urbana, piensan en hacer obras de intervención urbana, así las llaman ellos. En el escenario de la vida cotidiana montan una obra, simple. Recorren la plazas de los barrios con actividades culturales, música, teatro, tratan de nuclear al barrio en torno a eso. Consciente o inconscientemente, intencionalmente o no buscan la reconstrucción del tejido social y en ese sentido son una organización política. La política entendida como la forma de organizarse las sociedades, como algo básico. Es un código. La política es un código. Tiene convenciones, formas de organización. Deberían simplemente facilitar la vida para organizarnos, para el mejor desarrollo de la misma. Cualquier forma de organización es política. Estos grupos son las manos que salen de debajo de la tierra y dicen tenemos voz y vamos a votar, en términos figurados, no a votar en las elecciones sino a decidir de alguna manera. Las nuevas generaciones la herramienta que toman es la cultura y no los partidos políticos. Hoy la herramienta de transformación que encuentran los jóvenes que participan de algo es la cultura, lo que llaman modernamente colectivos”.

Para estos jóvenes, la política encuentra hoy una herramienta en la cultura porque, desde allí, aseguran es desde donde se puede reconstruir el tejido social.
Perla Zelmanovich nos propone pensar que hacer "lecturas de esas producciones en clave política, de construcción de ciudadanía, puede ser un modo de meternos con los jóvenes intentando quebrar la indiferencia de nuestro lado al descifrar cuánto hay de nuestras herencias en ellos y cuánto nos puede ayudar a nosotros los adultos, individualmente y como sociedad, leer, descifrar, lo nuevo que allí palpita, lo que no implica dimitir de aquello que nosotros tenemos para ofrecerles. Otorgarles una posición productiva, creerlos necesarios para la construcción de una ciudadanía, nos permitirá leer la apatía o indiferencia que muchas veces se convierten en estigma, en clave de enigma que espera ser interrogado."
Los jóvenes fortalecen sus sentidos de pertenencia y se configuran como actores también a través de la música. Las canciones que crean y escuchan aluden a historias de jóvenes y expresan sus temores, sus broncas, sus amores o sus sueños en el actual contexto económico, político y social.
Les proponemos indagar en los espacios que desarrollan su actividad docente, la música y las letras de las canciones que escuchan los jóvenes y analizarlas en el sentido que plantea Perla Zelmanovich.
Pensar y dialogar sobre política en la aulas
Es una idea reiterada que para evitar la apatía, la pasividad y el desinterés de los jóvenes, el esfuerzo de la diregencia debería estar en la búsqueda del sentido de lo que intenta transmitir. Al encontrar sentidos compartidos es probable que la dirigencia se proponga y logre interesar a los jovenes y que estos perciban que lo que se construye es aplicable y mejora la vida.
En este apartado, recuperamos algunas ideas y formas de razonar acerca del ámbito de la política, recogidas en una serie de encuestas e investigaciones. Estas ideas son valiosas no sólo para conocer lo que los chicos y jóvenes piensan acerca de esta dimensión de la realidad, sino para entablar un diálogo con las representaciones y los conocimientos que poseen, así como con las representaciones que construyen.
En su vida cotidiana, los niños y los jóvenes se ponen en contacto con regulaciones, prohibiciones, mandatos, que forman parte de lo político; con formas de organización de la actividad social, de la actividad económica; con los servicios públicos, los transportes, la recolección de residuos, el suministro de agua. ¿Quién se ocupa de todas estas actividades, ¿quién decide qué hacer y cuándo? ¿Quiénes son los personajes que ven a través de la televisión: presidentes, reyes, ministros, etcétera? Este es el mundo que tienen que entender y para ello deben organizar la información, encontrar regularidades, establecer conjeturas para explicarse qué sucede. En muchos casos, la información no les alcanza y, en otros, les sobra. Lo que necesitan es encontrar un sentido, un orden para la información, y para hacerlo necesitan del encuentro, del intercambio, del diálogo con los otros.
Las frases que siguen son las respuestas que dieron niños y jóvenes de entre 11 y 17 años, en una encuesta realizada en julio de 2002, cuando fueron consultados sobre cuestiones referidas a la política, los políticos, la participación, entre otras cuestiones. Esa encuesta fue aplicada a más de 11.000 alumnos de escuelas públicas y privadas de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
En palabras de los propios jóvenes, la imagen que tienen de los políticos es la que sigue:
• "Creo que las cosas tienen que mejorar, porque la gente está cansada de que los políticos la estafen."
• "Los políticos no son los únicos corruptos, también están los empresarios que llegan arriba pagando, los jueces que logran los cargos por sus amistades y la gente que coimea a la policía para no pagar una multa."
• "Los mayores responsables de la crisis son los políticos."
• "Yo no encuentro ningún líder en quien depositar mi confianza."
• "Prometen pero nunca cumplen, no escuchan las demandas de la gente."

Estas respuestas permiten realizar algunas generalizaciones. Las representaciones que los chicos tienen sobre los actores políticos son negativas y provienen principalmente de las imágenes que los muestran como personajes corruptos que buscan su propio beneficio, que son deshonestos y poco representativos de los intereses de sus representados.

La encuesta revela que, a pesar de no tener, por su edad, experiencia de voto y de desencanto con los políticos elegidos, los resultados coinciden con los que se conocen de encuestas dirigidas a adultos, esto es, señalan a los políticos en un 96% como principales responsables de la crisis. Un 86 % de los encuestados dice que no encuentra un sólo líder político en quien depositar su confianza. Sólo un 2,5%, cuando se le pregunta qué características tendrían que tener los políticos honestos dice "gente joven y capacitada". Alrededor del 50 % dice que tienen que ser personas honestas y no ser corruptos. Tenti Fanfani compara los resultados de esta encuesta con los datos de 1995, de una encuesta realizada por Unicef. Si bien en ese momento los entrevistados se mostraban más optimistas, el 90% de los chicos señaló a los políticos como el sector en el que menos creía. Tenti agrega que estas cifras son muy superiores a lo que muestran encuestas de otros países latinoamericanos como Uruguay y Perú, en los que las personas confían más en sus instituciones.

Cuando se les preguntó a los jóvenes cómo debiera ser un buen político, algunas frases fueron:

"Un buen político debería arreglar el país."
"Un buen político debería administrar y organizar bien el país."
"Un buen político debería ayudar a quien más lo necesita."
"Un buen político debería ser antes que nada honesto y no ser corrupto."
"Un buen político debería ser sensible a los problemas del país, acercarse a la gente."

Estas respuestas permiten concluir que los entrevistados son capaces de reconocer algunas funciones de los políticos, muchas de las cuales corresponden efectivamente a su rol tradicional. También es posible realizar algunas generalizaciones. En un plano ideal, para los jóvenes, los políticos debieran ocuparse de actuar sobre la base de valores tales como la justicia, la solidaridad, la equidad y el respeto.

Por último, queremos mencionar que en la encuesta mencionada más arriba, realizada por Unicef en la Argentina, a jóvenes de entre 12 y 15 años, cuando se les preguntó sobre su interés por la política, el 36 % de los adolescentes y el 23 % de los jóvenes sostuvo que les interesa la política, si bien participan activamente solo el 2% de los adolescentes y el 1% de los jóvenes. A casi el 50% de ambos grupos la política directamente no les interesa.

En consecuencia, cabe señalar que los adolescentes y jóvenes no son un sector aislado de la sociedad. Rechazan las viejas formas de la política, la militancia pero no rechazan la participación, sino más bien la orientan hacia la acción colectiva y social. Es pertinente, por tanto, inscribir la condición juvenil en la realidad y como reflejo de la sociedad "adulta".

En síntesis, puede afirmarse que los alumnos no son apáticos, desinteresados o no comprenden la dimensión política "naturalmente". Tampoco es algo natural el interés o la participación en la acción colectiva. Se trata de aptitudes y actitudes "aprendidas" en la escuela o en la vida cotidiana.
Pero, ¿qué significa en términos de la tarea docente enseñar hoy acerca de la ciudadanía?

Para responder a estas preguntas es necesario, previamente, recordar que el objetivo esencial de la escuela de la modernidad fue formar "buenos ciudadanos". En la actualidad, a partir de las fuertes críticas que cuestionaron y cuestionan esos fines, la enseñanza de la ciudadanía puede ser vista desde una perspectiva diferente: la de la participación activa por la justicia, por la igualdad, por la libertad.

Una primera respuesta podría ser que, frente a los profundos y acelerados cambios globales es apropiado promover y mejorar la participación de los alumnos a través de una formación política que permita además de conocer qué es la democracia y cómo funciona y de permitir sentirse parte integrante de una sociedad, incluya la valoración de las propias acciones y prácticas democráticas así como la de los demás.

La formación política supone la transmisión de una ética, de un conjunto de ideales que en tanto adultos transferimos a las jóvenes generaciones: democracia, igualdad, libertad, justicia, solidaridad, responsabilidad, entre otros.

- ¿Puede decirse que la actividad en un partido político es el único ámbito de participación política de los ciudadanos? ¿Existen otras maneras de participar políticamente? ¿Cuáles?
- Un hombre votando en las elecciones, una mujer opinando en una asamblea barrial, un joven participando de una movilización por los derechos humanos, un piquetero cortando la ruta, un obrero demandando un derecho, una joven colaborando en un comedor escolar ¿pueden considerarse situaciones y formas de participación política? ¿Por qué?
- ¿Cómo definirían la política? ¿Como una forma legítima de dirimir conflictos, como una actividad que realizan solo los políticos profesionales, como una forma de conflicto entre distintos poderes, como una ciencia, como la relación entre gobernantes y gobernados, entre el estado y los ciudadanos, como una forma de relacionarse con los otros? ¿Por qué?
- ¿Con qué relacionan la política? ¿Con poder, con instituciones, con discursos, con ejercicio de la autoridad, con luchas por un orden social más justo? ¿Por qué?
- ¿Creen que pueden existir o haber existido sociedades sin política? ¿Cómo la imaginan? ¿Como una sociedad en guerra permanente, como una sociedad armónica, como una sociedad sin ley, como un imposible?
- ¿A qué y a quiénes afecta el mal ejercicio de la política? ¿Al Estado, a la economía del país, a los más pobres, al conjunto de la sociedad? ¿Por qué? Para dialogar es necesario no solo ver, leer o escuchar, sino compartir lecturas e interpretaciones".
Cierre y bibliografía
Hasta aquí hemos desarrollado ideas para pensar, transmitir y dialogar sobre la política en la escuela. Esperamos que esta clase nos permita pensar juntos, profundizar el diálogo dentro de esta comunidad virtual y construir propuestas para transmitir en las escuelas.
Bibliografía citada APPLE, Michael y Beane, J. A.: (1997) Escuelas democráticas. Morata, Madrid. AUYERO, Javier (1994) Otra vez en la vía. Notas e interrogantes sobre la juventud de sectores populares. Espacio Editorial, Buenos Aires. BALL, Stephen, "La crisis puede transformarse en una oportunidad para el aprendizaje" en La Nación, Cultura, 25 de febrero de 2002. CACOPARDO, Ana y Correa, Alejandra (2002) "Luz roja en América latina". Revista Puentes. Comisión Provincial por la Memoria. La Plata, Provincia de Buenos Aires. DEWEY, John: (1995) Democracia y educación. Morata, Madrid. FERNÁNDEZ ENGUITA, Mariano: (1993) La profesión docente y la comunidad escolar. Morata, Madrid. FERNÁNDEZ ENGUITA, Mariano: (1999) "Es pública la escuela pública", en Cuadernos de Pedagogía, N° 284, octubre, Madrid.LA NACIÓN, Editorial II "Aulas sin contaminación política", en La Nación, Opinión, Buenos Aires, 26 de febrero de 2002. MOUFFE, Chantal: (1996) "La política y los límites del liberalismo", en La Política, Revista de estudios sobre el Estado y la sociedad. Paidós, Barcelona. POPKEWITZ, Thomas; Pereyra, Miguel. (1994) "Estudio comparado de las prácticas contemporáneas de reforma de la formación del profesorados en ocho países: configuración de la problemática y construcción de una metodología comparativa.", en Popkewitz, Thomas (coord.) (1994): Modelos de poder y regulación social en pedagogía, Pomares-Corredor, Barcelona. QUINTERO, Silvina y De Privitellio, Luciano (1999) La formación de un argentino. Los manuales de civismo entre 1955 y 1995, en CLIO Nº.4, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe. SIDICARO, Ricardo y TENTI, Emilio (1998) La Argentina de los jóvenes. Entre la indiferencia y la indignación. UNICEF-Losada, Buenos Aires, pp.60-62. STENHOUSE, L. (1984) Investigación y desarrollo del currículum. Morata, Madrid. TRILLA, Jaume (1992) El profesor y los valores controvertidos. Neutralidad y beligerancia en la educación. Paidós, Barcelona. ZELMANOVICH, Perla (2005) "Jóvenes y ciudadanía en la trama de las generaciones", ponencia presentada en la 31º Feria del libro de Buenos Aires, Argentina. Bibliografía básica
TENTI FANFANI, Emilio "Orden democrático y diversidad cultural. Publicado en la web del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación http://www.siteal.iipe-oei.org http://www.iipe-buenosaires.org.ar/pdfs/Orden_democratico.pdf CASTILLO GUZMAN, Elizabeth y Sanchez, Carlos (2003) "¿Democratizar la escuela o escolarizar la democracia? Dilemas de la socialización política en la escuela colombiana", en Revista Colombiana de Educación. Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional. Presentamos el archivo en pdf de toda la revista. El artículo pueden encontrarlo entre las páginas 121 y 137. http://www.pedagogica.edu.co/index.php?inf=501&= GARRETÓN, Manuel Antonio (2002) "¿Polis ilusoria, democracia irrelevante?" en Revista Todavía, Nº 2, Buenos Aires, Fundación Osde, septiembre de 2002.

ESCUELA DE FORMACIÓN POLÍTICA Y CIUDADANA

CONTENIDOS DETALLADOS

MODULO 1: Democracia: Comprensión de la Democracia - Análisis histórico desde una perspectiva crítica - Análisis prospectivo - Concepciones de lo político - Espacios democráticos cotidiano (familia, escuela, barrio, ciudad...) - Sujetos que construyen democracia - Organización - Organización social y política – Participación - Capacidad de concertar - Movimientos sociales – Liderazgo -
Prácticas y valores - Construcción de poder y ciudadanía - Marco general de los Derechos Humanos, y su sentido en la Democracia - Deberes, derechos y responsabilidades - Rol de los Medios de comunicación - Distintas formas de democracia - Perspectiva de género, concepto de generación, etnia - Mecanismos de control social al Estado - Aspectos metodológicos y gestión desde una perspectiva.


MODULO 2 – Ámbito de lo Público: Historia de la construcción de lo público Procesos de estatización, nacionalización y privatización - Expresiones culturales de lo público - Caracterización de lo público, lo gubernamental, lo estatal y lo privado - La responsabilidad ciudadana en la construcción de lo público - Grupos de presión, interés y cabildeo (Lobby) - Causas políticas, económicas y culturales de la relación entre corrupción de lo público y lo privado, impunidad, clientelismo y desprestigio de la política - Violencia y espacios sin ley formal - Participación ciudadana en la construcción de lo público - Situación de los modelos de mediación y representación, y propuestas para mejorar su funcionamiento - Acceso y calidad de los bienes y servicios públicos - Políticas Públicas - Ejercicio y control social de la gestión pública - Mecanismos institucionales y sociales para el control de las instituciones y las funciones públicas - El servidor público; rol, capacitación, ética y rendición de cuentas.

MODULO 3: Dimensión Institucional: Estado, Partidos Políticos, Organizaciones Sociales:

El Estado: Definiciones clásicas y características fundamentales. Regímenes políticos
- Lectura del proceso histórico de la conformación de los diferentes tipos de estado que se han conformado en América Latina y el Caribe - Funciones y espacios del Estado: poder ejecutivo, legislativo y judicial; descentralización, autonomías, poder local. - Relaciones entre estados: factor militar, relaciones sociales en zonas fronterizas. Construcción de lo latinoamericano y caribeño. - Relaciones entre Estado, Gobierno, Nación y Sociedad. Territorio-territorialidad. - Apuntes para un modelo propositivo de Estado. - Relación entre sociedad civil, Estado, mercado y democracia - Instituciones de participación política: Lectura histórica de los principales modelos de los partidos políticos en América Latina. - Conceptualizaciones de la noción partido político. - Funciones de los partidos políticos. - Clasificación de los partidos políticos. - Partidos políticos y su rol en diferentes tipos de democracia: participativa y representativa. - Descrédito de los partidos políticos Sustitución de los partidos políticos mediante el caudillismo, autoritarismo, mesianismo, dictaduras, etc. - Construcción de nuevas institucionalidades - Sentido de la vida en sociedad: - Comprensión del poder y la política como servicio al bien común - Legitimidad y dominación – Distintas concepciones y usos del poder - Cooptación de líderes sociales y políticos a intereses de elites hegemónicas - Nuevas formas de organización y participación - Lectura histórica de las principales expresiones de la sociedad civil en América Latina y el Caribe - Organizaciones de base y movimientos sociales tradicionales y emergentes, como expresión de la sociedad civil: definiciones, tipos, funciones, relación con el Estado y los partidos - Mecanismos de control social del poder institucional - Apuntes para la conformación de organizaciones políticas no partidistas y civiles que canalicen adecuadamente la participación política.


MODULO 4: Modelos de Desarrollo en América Latina

Elementos de análisis micro y macroeconómico - Conocimiento de políticas sociales - Modelos de desarrollo y sus consecuencias - Globalización y sus implicaciones políticas - Impactos de la deuda interna y externa - Modelos y experiencias locales de desarrollo alternativo – Sostenibilidad - Producción de la riqueza, distribución del ingreso y el bienestar - Condiciones de trabajo: empleo, desempleo, migración, informalidad - Población vulnerable y condiciones de vida - Tratados y acuerdos internacionales - Bloques económicos regionales: MERCOSUR, UE, NAFTA tratados bilaterales y otros - Organismos internacionales: BID, BM, FMI, OMC - Construcción de mecanismos de incidencia - Herramientas de gerencia de lo público (planeación y presupuesto nacional, regional, local...)


MODULO 5: La Construcción de la Interculturalidad: Practica y Desafíos:

Dignidad humana - Reconocimiento de la diferencia - Procesos de inclusión, - Reconocimiento de diversas cosmovisiones - La interculturalidad vista desde las perspectivas de: género, etnia, generación, religión, clase, ideología, sexualidad, etc - Perspectiva histórica: procesos sociales, historia de América Latina, de cada país o región, proceso de globalización, migraciones, etc. - Obstáculos de la interculturalidad y sus efectos en la convivencia: discriminación, intolerancia, racismo, xenofobia, fragmentación, desigualdades, indiferencia, violencia cotidiana, exclusión, etc - Desafíos para la interculturalidad: fortalecimiento y reconocimiento de identidades y diálogo intercultural - Derechos, reivindicaciones y mecanismos de exigibilidad: luchas y movimientos sociales, reconocimientos constitucionales, diversos derechos y deberes (expresión, etc.). - Mecanismos de participación, resolución de conflictos, lenguajes y formas culturales de expresión política, etc - Rol de los medios de comunicación social - Utopías y construcción política - Mística y política - Pensar una propuesta alternativa al neoliberalismo.

sábado, 3 de octubre de 2009

ACTO DE LANZAMIENTO DE LA ESCUELA DE FORMACION POLÍTICA

PLANILLA DE INSCRIPCION

CURSO DE FORMACIÓN POLÍTICA Y CIUDADANA – ATENEO GERMAN ABDALA

APELLIDO Y NOMBRE
DOMICILIO BARRIO
ORGANIZACIÓN SOCIAL
TELEFONO DNI
ENUMERE TRES MOTIVOS POR QUE DESEA REALIZAR ESTA CAPACITACION
E-MAIL: Fecha nacimiento


• CURSO DE FORMACIÓN POLÍTICA Y CIUDADANA – ATENEO GERMAN ABDALA

INSCRIPCIONES:
• WWW.ateneo-abdala.blogspot.com o
• Personalmente los días Miércoles entre 20 y 22 hs en la sede del ateneo sito en Pesqueira y Juan Sapag
INICIO DE LA CAPACITACION: 17-10-2009 en el local del Ateneo, días de cursado sábado de por medio de 9 a 13 hs.-

CUPOS: 50 por orden de inscripción

DESTINATARIOS DEL PROYECTO: JOVENES, LIDERES BARRIALES Y SOCIALES

FUNDAMENTACION: Esta reflexión política pretende tomar postura frente a las políticas locales y frente a los gobiernos en todos sus niveles. De todas maneras deja a los grupos de posibles participantes sus decisiones políticas particulares, a sostener sus convicciones, porque es lo que enriquece el debate.
Tiene un trasfondo de valores inspirados en la tradición social demócrata, para la práctica de la política y el ejercicio de la ciudadanía, deseamos presentar una propuesta que analiza desde lo global, pero que no olvida lo local para la reflexión.
Sin deseo de competir allá donde existan iniciativas ya vigentes y tal vez mejores, sino con ánimo de colaboración, basada en la responsabilidad ciudadana y política.
La propuesta parte de la búsqueda de un pensamiento alternativo al neoliberalismo económico, cultural globalizado y a cualquier otra forma de pensamiento único y totalitario. Con ella pretendemos ayudar a un esfuerzo de integración socio-político que contribuya a ser más igual y solidaria la comunidad donde vivimos y que a la vez fortalezca la capacidad para el análisis autónomo de lo económico, político y cultural.
Creemos que la política es una buena noticia, y que su ejercicio es una forma de servicio a los demás. Así, desde la utopía de “otra política posible”, enfrentaremos las crisis actuales de la política, de lo público y de los modelos vigentes de desarrollo, y contribuiremos con humildad y realismo a la construcción de una historia más justa y democrática.

Objetivo general: Contribuir al establecimiento de una sociedad justa y democrática, mediante procesos de reflexión permitiendo una formación que fortalezcan el ejercicio activo de la ciudadanía y proponga formas alternativas para las relaciones de poder.

Módulos del proyecto: A continuación se presenta la propuesta formativa por ejes, en un primer cuadro se plantean los objetivos específicos y los contenidos inicialmente propuestos, para posteriormente mostrar la manera como se pueden desarrollar integralmente desde la transformación de actitudes.

CONTENIDOS SINTETICOS A ABORDAR

• PRESENTACION, ENCUADRE, METODOLOGIA
• MODULO 1: Democracia:
• MODULO 2: Ámbito de lo Público:
• MODULO 3: Dimensión Institucional: Estado, Partidos Políticos, Organizaciones Sociales
• MODULO 4: Modelos de Desarrollo en América Latina
• MODULO 5: La Construcción de la Interculturalidad: Practica y Desafíos