lunes, 31 de agosto de 2009

CARTA ABIERTA


MIERCOLES 26 DE AGOSTO

ESPACIO CARTA ABIERTA


Con la presencia de dirigentes sindicales, comisiones vecinales, miembros de diferentes agrupaciones políticas y público en general, el Miércoles 26 quedó formalmente inaugurado el ESPACIO CARTA ABIERTA en nuestra localidad.
Pablo TOMASINI,Alejandro ORLANDO, Olga SOTELO, José Luis SADDI y Pablo MALDONADO invitaron a los presentes a utilizar este espacio para construir de manera conjunta, una Agenda que tenga como motivación principal el Centenario de nuestra ciudad.
Las reuniones de Carta Abierta Zapala se realizarán los lunes a las 20 hs. en Brown Y Candelaria

viernes, 21 de agosto de 2009

LANZAMIENTO DEL ESPACIO " CARTA ABIERTA" EN ZAPALA

EL MIERCOLES 26 DE AGOSTO SERÁ EL LANZAMIENTO DEL ESPACIO "CARTA ABIERTA" EN ZAPALA COORDINADO POR EL ATENEO GERMÁN ABDALA DEL FRENTE ZAPALINO.
LA REUNIÓN SE REALIZARÁ EN LAS INSTALACIONES DE UNAVP, SITO EN BROWN Y CANDELARIA, A PARTIR DE LAS 19 HS.

Carta Abierta es un espacio de participación para la discusión e intervención en las políticas publicas, en defensa de gobiernos democráticos, preservando la libertad de crítica.
Este es un grupo NO PARTIDARIO, conformado por personas pertenecientes al mundo de la cultura, el periodismo, las ciencias, la educación, las artes, el cine, la literatura, entre otras disciplinas.
Profesionales de las más diversas áreas, agrupaciones gremiales y sindicales, militantes de diferentes partidos políticos, comenzaron a reunirse durante el conflicto llamado “del campo”, movilizados por la preocupación y el rechazo que producía el avance sistemático de los grupos más conservadores del país, que de manera histórica de han opuesto a los intereses populares.
Motivados también por el afán de hacer público el repudio a la complicidad y el protagonismo de los grandes medios de prensa, que a lo largo de cuatro meses de conflicto, legitimaron un discurso hegemónico en defensa de los intereses de unos pocos
En ese contexto, por la similitud de ideología , y por la forma participativa de debatir y analizar la realidad , sin quedarnos en la crítica, sino en la constante búsqueda de soluciones , los integrantes del ateneo Germán Abdala hemos sido invitados a participar de Carta Abierta en Neuquén capital, y a lanzar y coordinar el espacio en nuestra ciudad
Nos reuniremos a debatir y a ejercitar la reflexión política
Queremos adherir a la idea de la construcción de un país donde se instrumenten mecanismos concretos que permitan una debida distribución de la riqueza, tendiente a eliminar la exclusión social, habilitando la posibilidad de igualdad de oportunidades para todos
Convocamos a todos los militantes, a todos los intelectuales, a todos los profesionales, a todos los artistas, cualquiera sea su ideología política, a sumarse a este espacio de participación ya que en la diversidad de ideas encontraremos la riqueza del debate

Carta Abierta/6

En la esquina de Defensa e Independencia

No somos mujeres y hombres del escándalo, nuestras conciencias no son saltimbanquis de la alarma. Al contrario: los hechos graves como el de la pobreza de amplios sectores de la población nos atañen. La pobreza atañe al fondo último de nuestros compromisos, la idea de igualdad, nuestras antiguas y recientes militancias. Nos compete, nos atraviesa. Por eso podemos decir: no nos escandaliza. El escándalo es gesto espectacular y ademán avieso. El rostro de los pobres se vuelve superficie de inscripción de llamados evangélicos, sacralidades disponibles, obsceno plano televisivo y objeto de malversación política. Nos atañen tanto las vidas dañadas por la miseria como su circulación en un imaginario que las despoja de creación, potencia y libertad.

Un presidente que desguazó las anteriores tramas sociales pudo decir “pobres habrá siempre” mientras creaba las condiciones para un inédito hundimiento de los salarios y los empleos. La conmoción del 2001 hizo visibles a contingentes de desocupados que habían encontrado en su exclusión el ímpetu para un descubrimiento de sus propias facultades organizativas y políticas. El gobierno iniciado en 2003 pensó al trabajo como una vía de recuperación de la dignidad para los desposeídos. Expansión del empleo y paritarias fueron las llaves precisas y, a la vez, el horizonte deseado. Detenido el ciclo, en la tormenta del mundo, la pobreza se hizo tópico de lo irresuelto. También, núcleo rutilante de una confrontación que es necesario deshojar.

En una iglesia de Liniers, en los palacios vaticanos, en los palcos ruralistas y en los grandes medios se agitan hilos que provienen del mismo ovillo. Ovillo que es idea: es posible aunar la mayor riqueza –dada por la propiedad privada de ciertos recursos- con la asistencia caritativa a los más pobres. Campo y Cáritas. Soja y comedor popular. Para que ese enlace sea fructífero y económico debe prescindir de lo que es visto como poder coercitivo y expoliador: el Estado. Y también del enlace de la cuestión de la pobreza con los temas de la justicia y la igualdad. Pobres habrá siempre, para atenderlos está Cáritas. La limosna es la vía celeste para unos y la sobrevivencia menoscabada para otros. Contra ella es necesario volver a situar la defensa de lo público, el engarce de la cuestión social con otros modos de la justicia y la apuesta no a la victimización de lo popular sino a su recreación política.

¿La justicia pendiente del presente no está ligada a la justicia respecto de un pasado criminal? ¿No está la deuda social impaga vinculada a una renovada reflexión sobre las condiciones de una redistribución del ingreso que afecte no sólo a los trabajadores en blanco? ¿Es posible encarar medidas imprescindibles, como un plan orientado a la resolución de las necesidades alimentarias de la población, que tenga alcance nacional y solidez nutricional, sin herramientas impositivas y recaudatorias? Sin retenciones hay limosna. Con retenciones: debate público y politización.

Decir eso suena a mala palabra: ¡quiénes son los extraviados que en el contexto de un ataque masivo a la política reclaman mayor politización! Nosotros: en la intersección, ya lo decimos, de Defensa e Independencia. En otras esquinas priman otros tonos: la indignación y la sospecha. El hombre típico de Corrientes y Esmeralda es hoy alguien que sospecha. Alguien que ve, tras los discursos y los valores de la política, una razón oscura que sería su verdadero sentido. Una razón material, crematística, que funcionaría como hilo explicativo de toda conducta pública. ¡Quién les paga!, es el grito de guerra en una Argentina con una larga devastación de las conductas políticas. Contemporáneo a ese sentimiento está el de la indignación, el ademán del usuario enojado, del ciudadano reclamante, del movilero agitado en persecuciones varias, del periodista de piso que frunce el ceño. ¡Hasta cuándo!, resuena como eco. Entre la sospecha y la indignación se sumerge la vida política del país. Quizás el ejemplo más claro de esto es la mutación de la condición del lector en gritón de los diarios digitales: ya no es el que acude a un encuentro con lo desconocido -que le exige no poca disposición amorosa para comprender- sino el que lee como excusa para el rezongo o la suspicacia insidiosa. Es el rumor mismo, la pasión arraigada en los subsuelos de los modos de vida que agrieta los cimientos mismos de lo público. Alimentados por una larga historia de desalientos y exacciones. Recreados como fábula moral en las usinas mediáticas. La nueva derecha vive en esos relatos y hace de ellos santo y seña.

Hoy esos ríos profundos de la vida contemporánea minan las bases de la gobernabilidad. Lo hacen ahora con el gobierno nacional. Lo harán luego contra otras representaciones. Lo que en su momento llamamos destituyente es eso: una articulación y un impulso, una organización de sentimientos difusos para dirigirlos, sin pausa y sin errancia, contra un objetivo determinado. Por eso los jefes de ese movimiento no son hombres de la política, aunque ellos pretendan usufructuar sus resultados inmediatos. En el fondo se intuyen las futuras víctimas si no logran pactar con ese sordo rumor. Nadie es creíble, nadie está firme. Parecen a salvo aquellos que se escudan en el reconocimiento directo de las razones mercantiles: los que declaman sus historias empresarias, los que piensan la política como un momento más de la expansión de los negocios. Bajo sospecha quedan aquellos que intentan recurrir a los discursos ideológicos o a las tradiciones políticas. Los que confiesan se convierten en testigos protegidos del juicio al entero sistema partidario.

¿Puede reconstituirse lo público en un tembladeral animado por esas fuerzas sentimentales y anímicas? ¿Puede reconstituirse lo público amenazado por la sensibilidad del miedo, la sospecha y la indignación? ¿Qué política podrá sustraerse de esa atmósfera en la que se reclama el reino desembozado de los intereses privados, porque finalmente serían los únicos sinceros?

Una elección parlamentaria ha transcurrido hace algunas semanas. Los resultados fueron adversos para el proyecto que desde estas cartas acompañamos. En cierto sentido, las advertencias que recorrían los escritos anteriores fueron confirmadas: crecieron electoralmente los adalides de la restauración conservadora, fueron ungidos los que debaten en sus gabinetes cerrados si apurar el paso hasta la caída o dejar llegar las cosas –el gobierno exánime- hasta el 2011. El triunfo de Unión Pro en la provincia de Buenos Aires, con un candidato que exhibe como méritos una caudalosa fortuna y destrezas televisivas, pone en evidencia la articulación política de los rasgos profundos de la época: el llamado a la desnuda presencia de las razones mercantiles como latir vital de la actividad pública y la mediatización de la política, convertida en mero apéndice de ficciones publicitarias que toman inspiraciones épicas –en una época que sin embargo pretenden disciplinada por las grandes fuerzas corporativas económicas- y se basan en idealizaciones de la vida popular –cuando estamos en un tiempo en que lo popular resiste dificultosamente la segmentación brutal de las experiencias colectivas-. Esos rasgos no los inventó la derecha. A lo sumo, sus políticos y publicistas son los que más descarnadamente, sin culpa y sin velos, los incorporan y expanden y por ello pueden recibir los mejores dividendos. Los que se mueven como peces en el agua en la sociedad del espectáculo.

La elección de junio hizo visible la debilidad en la construcción de otra escena para la política. De una escena en la que las fuerzas provengan de la militancia popular y no de las mediciones de rating, en la que los candidatos y funcionarios se elijan menos por la opinión pública y más por sus compromisos persistentes, en la que los diálogos tengan menos de representación de roles que de apertura a problemas, en la que el voto se dirima por la defensa de las condiciones reales de vida y no por la presión de los conjurados mediáticos. ¿No serían éstos menos eficaces en su monserga destituyente si estuvieran menos impagas las deudas sociales? Al gobierno lo atacan los jefes agromediáticos por sus aciertos y no por sus errores. Pero en las urnas perdió también por sus traspiés, sus titubeos, sus debilidades. En manos de un electorado que parece más tomado por el desánimo o la apatía que por el entusiasta abrazo a las consignas de derecha.

La restauración conservadora está en curso y en ella se unifican poderes corporativos –el empresariado nucleado en AEA, la airada mesa de enlace, el bloque mediático y algunos políticos-. Sin embargo no puede pavonearse de legitimidad por el resultado electoral. Porque no está mellada la capacidad gubernamental y porque en los cuartos oscuros también fueron ungidas representaciones parlamentarias que arrojan a la escena problemas necesarios de ser tratados en pos de una sociedad más equitativa y justa.

Si el proceso abierto en el 2003 estuviera cerrado, si sólo quedase la organización de una retirada ordenada, el gesto de la crítica sería intento de autoexclusión de la derrota. Una precaria salvación. Por el contrario, si hay que mencionar errores es en función de otra hipótesis: la de que hay un núcleo de valores fundamentales de este proceso que es necesario no sólo defender sino expandir en los próximos dos años. Y que se defienden y se expanden si hay capacidad de reinventar a la vez políticas de gobierno y de impulso de las autónomas voluntades militantes. Si hay capacidad de pensar como interlocutores no a las corporaciones con sus poderes de veto y sus agitadas amenazas sino a los argentinos de a pie: a esos que tienen el poder de su reunión, su fuerza y su voluntad.

Las urnas hablaron, pero su mensaje no tiene por qué ser aquel que los personeros de la destitución creen escuchar. Al contrario, muchos leyeron en ellas el llamado a un activismo renovado, capaz de procurar ámbitos de encuentro, creación de ideas en común, imaginativas defensas de lo público. En algunos lugares el nombre de Carta abierta bautizó esas experiencias que cavan el presente no sólo para atrincherarse en la prioritaria defensa de un gobierno legítimo sino también para encontrar los destellos de una política renacida. En muchas ciudades los hombres se reúnen en Defensa e Independencia. Quizás porque esa esquina siempre esté en el núcleo más íntimo de nuestras búsquedas.

No venimos aquí, al púlpito de la esquina, a presentar la cartilla para la reconstrucción de una militancia popular. Por el contrario: venimos a decir que estamos perplejos y asombrados. Que a la vez que hay indicios de la posibilidad cierta de una catástrofe conservadora hay un énfasis del gobierno en no retroceder en sus decisiones fundamentales y los hay también de una múltiple voluntad colectiva. Podríamos decir: falta la construcción. Nos privamos de hacerlo, para que quede el vacío ruidoso de aquello que no sabemos ni qué sería ni cómo se hace. Apenas intuimos, y que valga como susurro, que mucho de pasión por el presente, de donación a los entusiasmos de lo que viene y de renuncia a las rigideces del pasado, serán actitudes necesarias.

¿Estamos pidiendo más a un gobierno cuya existencia está, sin dudas, amenazada? ¿Estamos concurriendo a la conjura de las exigencias que pueden alterar la vida institucional? ¿Es tiempo de solicitar, una vez más, profundización de los cambios, o sólo se trata de apegarnos a los hechos, a un realismo de la continuidad, para evitar lo peor: la desestabilización, el ascenso brusco de las derechas, el triunfo de las más radicales presiones corporativas, el escenario hondureño? El gobierno está sitiado. Por una confluencia que quizás nadie pueda detener. En el sitio conjuga gestos defensivos, audacias inesperadas y perseverantes compromisos. Entre estos últimos, la actitud de condena frente al golpe en Honduras ante la indiferencia de muchos e incluso la crítica obtusa ante la decisión de la Presidenta de ir al lugar de los hechos para dejar claro que la recuperación democrática en ese país no sólo reclama la acción de las cancillerías o de las instancias diplomáticas internacionales. Honduras nos atañe. Habla de nosotros. Como Argentina habla de Bolivia. Y Bolivia de Venezuela. Y Venezuela de Ecuador. Destinos cruzados y necesidades mutuas en un contexto signado por la expansión de la presencia estadounidense en Colombia de un modo que remeda, amenazante, las viejas prácticas imperiales.

En cuanto a la actitud que el gobierno de Cristina Fernández debiera tener en esta situación amenazada, algunos prescriben concesiones ante grupos de presión; otros la defensa de las políticas económicas sostenidas. Si solicitamos más, es porque consideramos que esa defensa sólo puede desplegarse sobre la constitución de un horizonte político, sobre el hallazgo colectivo de un proyecto que exceda y desborde la actualidad, sobre el sueño común de reinvención de lo público. Sin esa dimensión utópica, sin esa perspectiva que reinscriba los hechos cotidianos en un relato que los excede y potencia, no hay renovación de las posibilidades gubernamentales pero tampoco de las políticas populares. La idea de cambio fue, publicitariamente, capturada por las derechas mientras el gobierno hizo campañas de reivindicación de lo hecho. Pero la política no es el cierre sobre el presente, salvo que se resigne a devenir administración de lo dado. Es desde las fuerzas que efectivamente han transformado mucho en este país y en estos años, desde las fuerzas que han puesto en discusión razones profundas de la transformación social, que se debe recuperar la invocación al cambio. El llamado a la construcción de una sociedad emancipada de sus grilletes y reparadora de sus injusticias.

Se hizo, es cierto. Defendemos lo hecho. Pero lo que pende es fundamental: la reposición de las instituciones estatales en las condiciones de producción contemporáneas, el planteo de un sistema impositivo que tenga un carácter progresivo o desplegar nuevas regulaciones al capital financiero, son algunas. Otras ya las hemos mencionado. Insistimos: no como gestores de un balance de una empresa en quiebra. Sino como trabajadores de su recuperación. La nación está en juego. Y las vísperas del bicentenario podrían ser ocasión de una apuesta imaginativa que desborde los fastos conmemorativos y los rituales previsibles. De una apuesta que incluya los temas postergados de la emancipación, como la relación entre la nación y las comunidades culturales y étnicas que la precedieron. La reivindicación de los pueblos originarios presupone una profunda invitación a poner en cuestión los fundamentos culturales que nos cobijan, no para abandonar los que nos son comunes sino para que nos sean comunes los que surjan de nuevas revisiones históricas.

La idea de que es necesario reabrir las posibilidades de la historia, no puede escindirse de la emergencia renovada de organizaciones populares. ¿A quién le habla el gobierno cuando habla?, es una pregunta que si notoriamente está vinculada con los estilos comunicacionales dice también sobre cuestiones estratégicas. Porque a la escena de las presiones de las corporaciones patronales sólo se la combate con una escena de escucha y conversación con los partidos políticos populares y con los movimientos sociales. Y a la escena de los titiriteros mediáticos se la confronta no sólo con medios públicos -que son necesarios-, no sólo con la democratización que supone una ley de servicios audiovisuales -que es urgente e imprescindible-, sino también con una escena política autonomizada de la lógica mediática. Incluso, la que ocurra en los esfuerzos últimos que realicemos para que nuestra propia conciencia vuelva a albergar la noción básica de autonomía crítica, ética de convicción y templadas responsabilidades para reconstruir un sentido de verdad ante las derechas que en el vaciadero de los conceptos, se revisten con los viejos temas de las izquierdas. No es que las ideologías hayan desaparecido, sino que se las modula como una más de las mercancías que se le ofrecen al consumidor.

Alguna vez dijimos que a las acciones de este gobierno, incluso a algunas de las más relevantes, les faltaba lo previo: una cierta elaboración en la cual se inscribieran con la fuerza necesaria, pero también su enhebramiento con un entramado de voluntades y activismo, capaz de proponer temas, de situar problemas, de hacer y defender políticas. No se trata sólo del horizonte político futuro. Incluso la institucionalidad gubernamental requiere, para sustentarse sin graves cesiones a los poderes corporativos -que encuentran hoy en el empresariado más concentrado un programa completo de transformación de la economía argentina- , de una revitalización de las organizaciones populares.

Eso que falta es necesario para preservar los aspectos más profundos y relevantes de estos años. Para preservar y expandir la política de derechos humanos; la integración regional; los derechos laborales; decisiones soberanas respecto de los organismos financieros internacionales; instituciones de defensa alejadas de las doctrinas de la represión; la inversión de recursos en ciencia y técnica. Preservar y expandir es, también, ir más allá de una concepción economicista que sitúa al crecimiento como estrategia rectora última. La crisis mundial dejó interrumpido ese camino de expansión de la inversión, empleo y mercado interno. La idea de distribución de la riqueza vino asociada no sólo a un retintineo promisorio sino a la efectiva reactivación de la economía. La crisis afecta ese despliegue, que quizás tenía núcleos internos que lo volvían ciego ante ciertas situaciones de exclusión y desigualdad social.

El debate sobre las asignaciones familiares a trabajadores informales o a desocupados, la idea de ingreso universal de ciudadanía, los planes diferenciados para atender situaciones de pobreza, fue postergado en función de una perspectiva economicista. La ausencia de políticas reparatorias que atenuaran las desigualdades dentro del interior del mundo laboral, aligeró como palabras al viento aquellas que nombraban las efectivas medidas de justicia existentes. ¿No tuvieron relación los resultados electorales con esa ausencia? Porque no hay metáfora más errónea que la de traición, que supone a los votantes como seres arrastrados a una decisión cuyo sentido ignoran. Hay, en todo caso, un disgusto, una necesidad, una crítica, que benefició, especialmente, a los dirigentes surgidos de las falanges restauradoras y los gabinetes fantochescos que inventan políticos por encargo. Lamentamos esa decisión emanada de las urnas. Pero no serán las explicaciones consoladoras las que permitan revertirla.

La reversión es posible, pero requiere un modo novedoso de tratar lo público. De volver a considerar lo público. Está en juego eso en la política nacional pero también en la ciudad de Buenos Aires, en esta ciudad con sus plazas en las que se leen estas cartas, con sus edificios sanitarios amenazados por operaciones inmobiliarias, con sus parapoliciales que desalojan espacios comunitarios, con sus jefes de policía que surgen de las más tenebrosas historias de encubrimientos y exacciones. Medidas que pretenden hacer campo raso de lo heterogéneo y de la ciudad laboratorio de la nueva derecha. Nuestra calle, aquí, es Resistencia.

El jefe de gobierno de esta ciudad es un empresario. Como tal parece menos enjuiciable que los hombres de la política. Ante el banquillo del juicio que la sociedad mediática encara, se lo presume inocente. Quizás no del todo, pero sí más que aquellos que hablan más de política que de negocios. Por eso, puede reírse de las combinaciones entre tintorerías y prostíbulos en los barrios pobres de la ciudad. Ha ordenado desalojar huertas y expulsar hombres y mujeres sin techo. Ha burlado a los docentes y a los trabajadores de la salud. Ha imaginado desalojar los antiguos neurosiquiátricos, menos por un libertarismo antimanicomial que por la valorización de los terrenos. Ha nombrado un jefe de policía en cuyo nombre se anuncia la acentuación de estrategias represivas y de funcionamientos corruptos. Perdiendo votos, sin embargo ha ganado las elecciones. Quizás porque en figuras así se condensan las fuerzas anímicas del miedo, la sospecha y la indignación.

No es un problema de los porteños. En Nueva York le pagan a los desocupados un pasaje de ida para privar de su miseria a la ciudad. Pero esta es nuestra ciudad: en ella debemos disputar cada esquina, cada barrio, cada discurso y cada idea. Contra esa articulación reaccionaria, es necesario situar una agenda de recuperación de lo público: del espacio, de las conversaciones, de las políticas, de las instituciones, de los recursos naturales, de las facultades humanas. El mercado, sabemos, es capaz de apropiarse y gestionar todo eso, bajo la lógica de la ganancia y el rendimiento comercial. Y hay políticas estatales que se subordinan a la obediencia de esa lógica. Incluso, algunas políticas nacionales, como la que regula la minería, en la que prima la explotación inmediata antes que el resguardo de los derechos comunitarios. Recuperar lo público es poner en cuestión esos criterios, situarlos en el marco de una discusión que no debe aceptar para sí los límites de lo ya dado, sino que debe constituir el horizonte utópico y realizable de lo porvenir.

Hay mucho que preservar y hay mucho por hacer. Aunque minado por la sospecha y la indignación existe un terreno en el que eso se dirime: la política. Las diversas tradiciones ideológicas que han puesto el acento en lo popular y sus potencias tienen ante sí un desafío mayúsculo: el de considerar su confluencia sin exclusiones, su situación sin mezquindades y el futuro con inédita imaginación.

Aquí en esta esquina somos una suerte de conjurados. En defensa de un conjunto de políticas desplegadas desde el 2003 y del derecho del gobierno a perseverar en ese camino y con la independencia de criterio que nos dan nuestras propias experiencias, valores, ideas. Nuestro llamado al coraje colectivo contra el operativo derrumbe no resuena en el eco de los espacios vacíos. Al contrario, rebota en los cuerpos, se ahínca en los sueños, se intercambia en la reflexión común. Por eso creemos que no se puede hablar de derrota ni de victoria ni nos está dado el tono de la certeza. Sí saber que lo que sucede nos atañe. Y por eso no nos escandaliza.

ESCUELA DE FORMACIÓN POLÍTICA Y CIUDADANA

Justificación

Esta reflexión política pretende tomar postura frente a las políticas locales y frente a los gobiernos en todos sus niveles. De todas maneras deja a los grupos de posibles participantes sus decisiones políticas particulares, a sostener sus convicciones, porque es lo que enriquece el debate.
Tiene un trasfondo de valores inspirados en la tradición social demócrata, para la práctica de la política y el ejercicio de la ciudadanía, deseamos presentar una propuesta que analiza desde lo global, pero que no olvida lo local para la reflexión.
Sin deseo de competir allá donde existan iniciativas ya vigentes y tal vez mejores, sino con ánimo de colaboración, basada en la responsabilidad ciudadana y política.
La propuesta parte de la búsqueda de un pensamiento alternativo al neoliberalismo económico, cultural globalizado y a cualquier otra forma de pensamiento único y totalitario. Con ella pretendemos ayudar a un esfuerzo de integración socio-político que contribuya a ser más igual y solidaria la comunidad donde vivimos y que a la vez fortalezca la capacidad para el análisis autónomo de lo económico, político y cultural.
Creemos que la política es una buena noticia, y que su ejercicio es una forma de servicio a los demás. Así, desde la utopía de “otra política posible”, enfrentaremos las crisis actuales de la política, de lo público y de los modelos vigentes de desarrollo, y contribuiremos con humildad y realismo a la construcción de una historia más justa y democrática.
A pesar de la existencia de regímenes de democracia formal en toda la región, hay una profunda desilusión respecto a los resultados. La manifestación de esta situación, la percibimos en:
• Una crisis de las instituciones políticas y sociales que se manifiesta en el debilitamiento del sistema democrático y en las organizaciones sociales, especialmente de los partidos políticos, y la pérdida de credibilidad en los mismos;
• Una crisis de lo público, que se manifiesta en la fragmentación social, la corrupción, el desprestigio de la política, la violencia, la impunidad, y el desinterés de la juventud por la política.

• Crisis del modelo de desarrollo, que se manifiesta en el aumento de la pobreza, dependencia, degradación de la actividad económica, disminución del empleo y migración de la población o hacia formas de ingreso poco productivas (mendicidad, ventas ambulantes, etc.).
• Así mismo, verificamos el uso de prácticas y orientaciones políticas que obstaculizan la democracia, que se manifiesta en las amenazas a las libertades, la exclusión política y social de sectores de la población, el secuestro de lo público para el beneficio de particulares, etc.
• También constatamos dificultades para construir sociedades pluriétnicas y pluriculturales, que se manifiesta en intolerancia, xenofobia, racismo, etc. Sin obviar estas dificultades seguimos creyendo que el mejor camino para canalizar los conflictos sociales y buscar soluciones políticas es el ejercicio de la democracia participativa. Nosotros, como ciudadanos, queremos participar en la construcción de una nueva sociedad justa, solidaria, incluyente y pluricultural.
El programa que se presenta quiere proporcionar herramientas, metodología y elementos éticos para un nuevo ejercicio de la democracia y de la ciudadanía.



2. Objetivo general

Contribuir al establecimiento de una sociedad justa y democrática, mediante procesos de reflexión permitiendo una formación que fortalezcan el ejercicio activo de la ciudadanía y proponga formas alternativas para las relaciones de poder.


Ejes del proyecto

A continuación se presenta la propuesta formativa por ejes, en un primer cuadro se plantean los objetivos específicos y los contenidos inicialmente propuestos, para posteriormente mostrar la manera como se pueden desarrollar integralmente desde la transformación de actitudes.


CONTENIDOS

Eje 1: Democracia:


1. Comprensión de la Democracia: - Análisis histórico desde una perspectiva crítica - Análisis prospectivo - Concepciones de lo político. 2. Sujetos que construyen democracia - Organización social y política – Participación - Capacidad de concertar - Movimientos sociales – Liderazgo. 3. Prácticas y valores. 4. Construcción de poder y ciudadanía. 5. Marco general de los Derechos Humanos, y su sentido en la Democracia. Deberes, derechos y responsabilidades. 6. Rol de los Medios de comunicación. 7. Distintas formas de democracia. 8. Perspectiva de género, generación, etnia. 9. Mecanismos de control social al Estado. 10. Formación en método1. Comprensión de la Democracia: - Análisis histórico desde una perspectiva. 11. Espacios democráticos cotidiano (familia, escuela, barrio, ciudad...)



Eje 2 – Ámbito de lo Público:

1. Historia de la construcción de lo público 2. Procesos de estatización, nacionalización y privatización. 3. Expresiones culturales de lo público. 4. Caracterización de lo público, lo gubernamental, lo estatal y lo privado. 5. La responsabilidad ciudadana en la construcción de lo público. 6. Grupos de presión, interés y cabildeo (Lobby). 7. Causas políticas, económicas y culturales de la relación entre corrupción de lo público y lo privado, impunidad, clientelismo y desprestigio de la política. 8. Violencia y espacios sin ley formal. 9. Participación ciudadana en la construcción de lo público. 10. Situación de los modelos de mediación y representación, y propuestas para mejorar su funcionamiento, 11. Acceso y calidad de los bienes y servicios públicos. 12. Políticas Públicas. 13. Ejercicio y control social de la gestión pública. 14. Mecanismos institucionales y sociales para el control de las instituciones y las funciones públicas. 15. El servidor público; rol, capacitación, ética y rendición de cuentas.


EJE 3: Dimensión Institucional: Estado, Partidos Políticos, Organizaciones Sociales:

1. El Estado: Definiciones clásicas y características fundamentales. Regímenes políticos.
- Lectura del proceso histórico de la conformación de los diferentes tipos de estado que se han conformado en América Latina y el Caribe. - Funciones y espacios del Estado: poder ejecutivo, legislativo y judicial; descentralización, autonomías, poder local. - Relaciones entre estados: factor militar, relaciones sociales en zonas fronterizas. Construcción de lo latinoamericano y caribeño. - Relaciones entre Estado, Gobierno, Nación y Sociedad. Territorio-territorialidad. - Apuntes para un modelo propositivo de Estado. - Relación entre sociedad civil, Estado, mercado y democracia. 2. Instituciones de participación política: Lectura histórica de los principales modelos de los partidos políticos en América Latina. - Conceptualizaciones de la noción partido político. - Funciones de los partidos políticos. - Clasificación de los partidos políticos. - Partidos políticos y su rol en diferentes tipos de democracia: participativa y representativa. - Descrédito de los partidos políticos Sustitución de los partidos políticos mediante el caudillismo, autoritarismo, mesianismo, dictaduras, etc. - Construcción de nuevas institucionalidades 3. Sentido de la vida en sociedad: - Comprensión del poder y la política como servicio al bien común. - Legitimidad y dominación. – Distintas concepciones y usos del poder. - Cooptación de líderes sociales y políticos a intereses de elites hegemónicas. 4. Nuevas formas de organización y participación: - Lectura histórica de las principales expresiones de la sociedad civil en América Latina y el Caribe. - Organizaciones de base y movimientos sociales tradicionales y emergentes, como expresión de la sociedad civil: definiciones, tipos, funciones, relación con el Estado y los partidos - Mecanismos de control social del poder institucional. - Apuntes para la conformación de organizaciones políticas no partidistas y civiles que canalicen adecuadamente la participación política.


EJE 4: Modelos de Desarrollo en América Latina y el Caribe:

1. Elementos de análisis micro y macroeconómico 2. Conocimiento de políticas sociales 3. Modelos de desarrollo y sus consecuencias 4. Globalización y sus implicaciones políticas 5. Impactos de la deuda interna y externa. 6. Modelos y experiencias locales de desarrollo alternativo. 7. Sostenibilidad. 8. Producción de la riqueza, distribución del ingreso y el bienestar. 9. Condiciones de trabajo: empleo, desempleo, migración, informalidad. 10. Población vulnerable y condiciones de vida. 11. Tratados y acuerdos internacionales. 12. Bloques económicos regionales: MERCOSUR, CAN, CARICOM, UE, NAFTA tratados bilaterales y otros. 13. Organismos internacionales: BID, BM, FMI, OMC 14. Construcción de mecanismos de incidencia 15. Herramientas de gerencia de lo público (planeación y presupuesto nacional, regional, local...)



EJE 5: La Construcción de la Interculturalidad: Practica y Desafíos:

1. Dignidad humana - Reconocimiento de la diferencia - Procesos de inclusión, - Reconocimiento de diversas cosmovisiones 2. La interculturalidad vista desde las perspectivas de: género, etnia, generación, religión, clase, ideología, sexualidad, etc.
3. Perspectiva histórica: procesos sociales, historia de América Latina, de cada país o región, proceso de globalización, migraciones, etc. 4. Obstáculos de la interculturalidad y sus efectos en la convivencia: discriminación, intolerancia, racismo, xenofobia, fragmentación, desigualdades, indiferencia, violencia cotidiana, exclusión, etc. 5. Desafíos para la interculturalidad: fortalecimiento y reconocimiento de identidades y diálogo intercultural. 6. Derechos, reivindicaciones y mecanismos de exigibilidad: luchas y movimientos sociales, reconocimientos constitucionales, diversos derechos y deberes (expresión, etc.).. 7. Mecanismos de participación, resolución de conflictos, lenguajes y formas culturales de expresión política, etc. 8. Rol de los medios de comunicación social. 9. Utopías y construcción política. 10. Fe antropológica. Fe teológica.11. Mística y política.12. Pensar una propuesta alternativa al neoliberalismo.

jueves, 20 de agosto de 2009

¿EL FIN DE LA FANTOCHADA?…

¿EL FIN DE LA FANTOCHADA?…Eduardo Aliverti

Es un tema tan complicado, vistos los negocios, personajes, demagogias y pasiones circundantes, que, aun alcanzando cierto equilibrio analítico, muy probablemente uno termine pegado a quienes no quiere.
La rescisión del contrato entre la AFA y Clarín, de acuerdo con las cifras astronómicas en juego según lo que significa el fútbol en este país, es un hecho espectacular. Desde lo operativo y desde lo simbólico. De esa coctelera quedan vertidos el grupo mediático más poderoso que haya habido nunca, en confrontación abierta contra el Gobierno. La entidad que también lucra con la pasión más fuerte de los argentinos. La batalla ya personal que libran los Kirchner contra el Grupo. El modo en que eso se traduce en toda la información significativa que circula, porque ya casi no hay ni selección noticiosa, ni título ni copete, ni tono locutoril ni cobertura especial, ni opinión ni nada de nada, que no esté regenteado por el clima bélico entre el Gobierno y Clarín y, de ahí para abajo, en cómo se posiciona el resto frente a eso. Y, claro, las pirañas mayores y menores que ya intentan colocarse en la mejor ubicación para sacar tajada del nuevo escenario. En otras palabras, es incontrastable que estamos ante uno de los episodios políticos más pomposos de los últimos tiempos. A algunos o muchos les cuesta digerir que sea así, en el entendimiento filosófico, digamos, de que todo lo que rodea al fútbol es una variante del opio de los pueblos. Pero, aun cuando se lo considere un juicio respetable, convengamos que resulta definitivamente hippie apenas se lo coteja con que hablar de esto es hacerlo sobre el Poder. Así, a secas y con mayúscula.
Más luego, empecemos por la descripción del problema, del brete, a partir de su conclusión. Lo primero, como bien señaló un colega, es que Grondona lo hizo. Resulta que la fantasía nunca jamás consumada no ya de tocarle las posaderas a Clarín, sino de someterlo directamente a un procedimiento proctológico que afecta –confiesan en voz bajísima desde dentro del Grupo– un tercio de sus ingresos totales, viene a consumarla Grondona. Así es. Señoras y señores: ni Carta Abierta, ni dirigente político alguno, ni la suma de todos los intelectuales y luchadores sociales y colectivos gremiales o profesionales, ni los congresos ni debates ni mesas redondas acerca del papel de la oligopolización periodística en la construcción del sentido común a partir de los intereses corporativos del “partido” de poder más importante de la Argentina. No, no y no. Lo hizo Julio Grondona. El Padrino. El tipo que les parió un negocio que debió ser inconcebible en cualquier tiempo y lugar. El negociado, qué tanta vuelta, de empezar con cuatro cámaras para transmitir partidos en exclusividad, y terminar codificando el ardor popular a cambio de una escala de dos mangos con cincuenta para la AFA y los clubes; y de la pleitesía que le rindieron y rinden la manga de corruptos enquistados en la inmensa mayoría de esos clubes. ¿Qué hago?, dice uno entonces. ¿Me estampo al lado de estos tipos, de esta cuasi mafia, en canje por la satisfacción de que Clarín quede groggy? ¿O a mi pesar quedo sumado al cinismo de esa derecha execrable que acaba de descubrir la pobreza y el cómo puede ser de su pulular mientras hay plata para el fútbol? Porque al margen de que lo diga la derecha y dé asco, suena muy feo, cómo que no, que haya tanta energía para arreglar los dramas futbolísticos y no tanta, o poca o ninguna, para corregir los sociales. Suena así, a pesar de que ese negocio fabuloso que es el fútbol no tenga por qué darle pérdida al Estado. Al revés: si la hacen bien sería una fuente de ingresos formidable que podría volcarse, justamente, a la reparación de los horrendos desequilibrios sociales. Pero suena así. Y además, ¿qué te hacés, vos, Kirchner, si le renovaste la licencia a Clarín para que siga operando su señal, y encima le aprobaste la fusión de Multicanal y Cablevisión para que se monten a la carrera el avestruz del pagar para ver? ¿Qué te hacés?
Pero resulta que, en medio de esta contradicción aparentemente insoluble, uno descubre (es decir, certifica, porque si lo descubriera recién ahora quiere decir que vivió en un pote de crema de leche) que están en contra del quiebre con Clarín toditos los factores de poder, y amanuenses respectivos, representantes de lo peor de los valores sociales. Ahí están ya no sólo los grandes medios sino también sus periodistas, y los conductores de la radio y de la tevé, que gozaron hasta aquí de este curro despampanante, en forma directa o a través de los negocios del Grupo y los grupos (sería intelectual y técnicamente deshonesto agarrárselas sólo con Clarín). No es un cuestionamiento a que se trabaje de lo que uno es en el lugar donde no se quisiera estar. Es la falta de una frontera respecto de la que decir “bueno, hasta acá, no la cruzo”. No hablamos de los laburantes que no tienen poder de fuego en la correlación de fuerzas, sino de las ¿estrellas? permanentes o fugaces que ya acumularon bastante como para darse el lujo de decir “esto no”. Ahí están. Cumpliendo al pie de la letra más de lo que les dictan, y en no pocos casos rifando una trayectoria de honestidad progre. Gente que se pasó la vida diciendo una cosa y ahora dice otra. Son ayudados por las barrabasadas del matrimonio. Los dislates en el Indek, el crecimiento sospechosísimo de la fortuna presidencial, las idas y vueltas en la táctica de acumulación de aliados, el engañapichanga del “diálogo” político, tanto más. Pero de ahí a esta imagen de prosternarse ante el patrón mediático con rictus de “oh, sí, mi amo, lo que tú digas”, vaya con la diferencia.
Para redondear, uno concluye en que las condiciones subjetivas son que, mejor, escaparle al estampado con alguno de estos nenes. Pero las objetivas son que se avanza mucho más con lo que se puede que con lo que se desea. Y vamos a ponerlo en primera persona, para que quede bien clara la intención de sostener con el cuero lo que se dice con el pico: si el costo de aparecer despegados de los K es pegarse a los garcas de la Mesa de Enlace, a Torneos Sin Competencias, a Sojilandia, y a poner en el centro de la escena la arrogancia y las carteras de Cristina, conmigo no cuenten.
A propósito del papelón pasado por el ministro De Vido, quien anunció la marcha atrás con los aumentos tarifarios de luz y gas tras haberlos defendido a rajatabla hasta pocas horas antes, algunos recordaron la impardable cita de Groucho Marx: “Mire, estos son mis principios pero si no le gustan tengo otros para ofrecerle”. Está muy bueno. Y estaría mejor si se lo aplica también a varios colegas que en estos días contribuyeron, ojalá que en forma decisiva pero no es nada seguro, a que se caiga por fin la fantochada de que existe el periodismo independiente.

martes, 11 de agosto de 2009

QUIEREN PRIVATIZAR EL SERVICIO ELECTRICO

El Frente Zapalino ve con extrema preocupación la Campaña que se ha desatado en contra de nuestra Cooperativa Eléctrica.
El EPEN, el Concejo Deliberante (concejales del oficialismo) e Intendente Municipal están desarrollando un profundo ataque a la Cooperativa Eléctrica de nuestra ciudad, confundiendo una institución con una batalla política.
Este ataque no tiene mas intención que la Privatización del Servicio Eléctrico en nuestra Ciudad, servicio que en la actualidad esta impulsado por una empresa social de la ciudad con una amplia trayectoria, con una administración ejemplar y con la tarifa eléctrica mas barata de la provincia.

La gravedad que tiene el desconocimiento por parte de la Municipalidad de Zapala el contrato de concesión que fuera prorrogado por imperio de la reforma de la Constitución de la Provincia, (Art. 80 y disposición complementaria IV), hace que de prosperar esta interpretación todas las cooperativas de la Provincia puedan sufrir los antecedentes de lo que se resuelva en el caso..

La Cooperativa Eléctrica de Zapala desde principios de año, momento en que EPEN aumenta su propia tarifa en mas del 40%, viene prestando el servicio eléctrico en situación de perdida, por lo que no ha podido enfrentar los pagos de la provisión de energía al EPEN. Es indispensable que la tarifa se recomponga.
La Tarifa no puede tener una determinación política, no puede ser presa de la desidia de concejales que no entienden, no saben o peor aún, tiene malas intenciones.
Es por ello que desde el Frente Zapalino les decimos a los ciudadanos de Zapala, que no permitamos la PRIVATIZACIÓN DE NUESTRA COOPERATIVA, que mañana puede ser tarde, que debemos defender aquellas cosas que hemos construido entre todos.

DEFENDAMOS LA COOPERATIVA DE TODOS

Pablo Tomasini

martes, 4 de agosto de 2009

ESCUELA DE FORMACION CIUDADANA

ESCUELA DE FORMACION CIUDADANA

El Ateneo German Abdala del Frente Zapalino comienza una etapa de formación de ciudadanos comprometidos con la actividad política, capaces de proyectar, debatir, intercambiar en función de la construcción de una sociedad con justicia y equidad.
Tenemos como objetivos más importantes, el contribuir a la formulación de un pensamiento estratégico, trabajar sobre la promoción redes de integración social, establecer ámbitos de debate y reflexión, y promover la construcción de habilidades para el Gobierno, analizando las principales gestiones públicas.
Necesitamos claramente una reforma política, un cuerpo de dirigentes honestos y con las capacidades suficientes como para asumir los desafíos de la nuevas épocas.
Esto se genera con estudio, con formación, con objetivos claros. Estamos generando una oportunidad, para la formación y capacitación, para el entendimiento de los grandes problemas del estado, de la sociedad, del gobierno y de las instituciones.
Pretendemos que este sea un espacio ajeno a las disputas de poder, plural, que permita a partidos, sindicatos, organizaciones no gubernamentales, trabajar en la formación de una clase dirigente.
La Escuela de Formación Ciudadana comenzara a funcionar a partir de la Primera Semana de Septiembre y se encuentran abiertas las inscripciones


Para anotarte hacelo a través de la página web, en nuestro correo electrónico, ateneo.abdala@gmail.com o personalmente en el Local del Ateneo sito en calle Pesqueira y Juan Sapag de la ciudad de Zapala , los miercoles de 20.30 a 22.00 hs.
La inscripciones serán en esta primera etapa para 50 vecinos, Los Esperamos.