jueves, 19 de noviembre de 2009

martes, 20 de octubre de 2009

viernes, 16 de octubre de 2009

ESCUELA DE FORMACIÓN POLÍTICA-Encuentro 1

Sábado 17 de octubre

Coordinación y adaptación Jorge PICHUN




Síntesis
La noción de ciudadanía, en un sentido amplio, puede entenderse como una práctica beneficiosa para la sociedad, ya sea a través de estructuras democráticas formales, la prensa, debates públicos, asociaciones, partidos políticos, sindicatos, clubes y sociedades locales o bien, sencillamente, a través de redes informales entre vecinos, amigos y familiares.
En esta clase, mostramos cómo la relación entre política y ciudadanía puede concretarse en propuestas que se desarrollen en la escuela y en las aulas, en términos de reivindicación de la participación y defensa de la democracia, en relación con las luchas por la libertad, la igualdad y la justicia o para promover distintas formas de sociabilidad y construir la propia identidad, todos elementos necesarios para ser un ciudadano activo.
Para hacerlo, seguiremos recorridos de distintos autores que, con sus reflexiones, nos permiten pensar la formación política. Presentamos, también, una serie de consignas que les permitirán ir construyendo algunos criterios para trabajar estos temas. Se trata de que, a medida de que avancen en la lectura, desarrollen un esquema de trabajo que oriente algunas de sus acciones en sus ámbitos. Acciones que consideren la formación política no solo desde el área de formación ética y ciudadana, sino desde todas las disciplinas en la que pueda desempeñarse. Acciones que refieran tanto a la creación de condiciones y acuerdos institucionales de trabajo respecto de la formación para la política, como así también que puedan plasmarse en la tarea misma que desempeña a diario cada uno en su organización.
Planteémonos algunos interrogantes ¿Cómo se vincula la política con la ciudadanía? ¿Es aceptable que la política entre en todos los ámbitos de trabajo? ¿Cómo se expresa lo político su organización? ¿Qué relación hay entre formación política e identidades? Cómo transmitir para pensar y dialogar sobre política en las organizaciones?

Política y ciudadanía

La ciudadanía se fue conformando en las alternativas y experiencias de la vida pública desde las últimas décadas del siglo pasado en adelante. En nuestros países, estuvo siempre ligada a la construcción de la democracia. Por ello, transitó por caminos conflictivos y de interrupciones permanentes.
La crisis actual de la ciudadanía no es de tono posmoderno, basado en el desinterés del ciudadano, en la transformación de la política en una técnica o en los efectos desmovilizantes de la mediatización de la política. La crisis de sentido de la ciudadanía tiene otras razones. En los ochenta, en los comienzos de la democracia, se enunció discursivamente la construcción de la ciudadanía de la mano de la restauración democrática y la lucha por los derechos humanos. Se trataba de eliminar los restos del autoritarismo por medio del diálogo y los consensos. La afiliación masiva a los partidos políticos fue una iniciativa para fortalecer el restablecimiento de la democracia constitucional. Con una mirada retrospectiva, el historiador uruguayo Gerardo Caetano enfatiza esta idea señalando que
"en América latina salimos de las dictaduras de la seguridad nacional con una gran euforia democratizadora que, con la perspectiva del tiempo, vemos que tuvo mucho de frivolidad. Toda transición tiene una explosión de demandas que luego se desinflan. La democracia no es tan épica como las transiciones. Pero ya, en los modelos de salida, estaban implícitos ciertos problemas que minaban el arraigo de las nuevas democracias [...] tenemos 15 ó 20 años de experiencias democráticas que, lejos de haber contrarrestado las tendencias de exclusión muy duras de las dictaduras de la seguridad nacional, las han profundizado."
En el caso argentino, y preocupados por cómo se vio reflejada la transición democrática después de 1983, Silvina Quintero y Luciano de Privitellio ratifican esta mirada sobre la democracia que señalan otros autores. Los libros de texto desarrollan el contenido formal de las instituciones republicanas y su funcionamiento ideal. Además aluden a elementos presentes en la democracia real como "la opinión pública", "los partidos políticos", "los golpes de Estado". Sin embargo, según estos autores "[...] esto no impide una cierta esencialización de la noción de democracia. Hay en alguna medida un deslizamiento del registro patriótico hacia esta idea de democracia: la Constitución Nacional se convierte en símbolo, la cita al Preámbulo se ritualiza, los valores de la democracia liberal se ven a menudo despojados de su contenido histórico.".
En los años noventa, se configuró una ciudadanía de "baja intensidad", llamada así por Javier Auyero, debido a la disminución de las aspiraciones de ejercicio de los derechos sociales, legales e institucionales. Al ciudadano de los ochenta le siguió otro más débil, en tanto que crecía la figura del consumidor. El mercado ganó terreno ya que no sólo era el eje de la vida económica, sino también el espacio de la formación de otras identidades distintas de las de la época en que el Estado era un referente colectivo y cuyas decisiones afectaban los ingresos, las perspectivas, los derechos y obligaciones de la gente. Por eso, suele decirse que, en este período, la esfera pública se equipara al mercado y la política deja de ser vista como mecanismo de resolución de los conflictos sociales.
Otros autores latinoamericanos complementan esta idea reparando sobre la baja calidad de las democracias latinoamericanas y cómo el modelo económico neoliberal ha precarizado aún más su existencia, advirtiendo -al mismo tiempo- sobre el posible acaecimiento de dictaduras de nuevo tipo.
A fines de los noventa, la democracia institucional y la ciudadanía fueron jaqueadas por la crisis del modelo económico. Frente a esta crisis, la política no logró imponer un rumbo de renovación y crecimiento sostenido en la región y mucho menos cuidar la equidad social. Los episodios de corrupción, el internismo, los pactos secretos y la transgresión de los mandatos electorales completaron la obra.
En la reconstitución participativa de los lazos sociales y vecinales quebrados por la larga crisis económica se redefine con final abierto el sentido de ciudadanía. El ciudadano se construye en la reciprocidad, en el reconocimiento mutuo que se sobrepone a la cultura del mercado puro y a los costados humanamente oscuros presentes en una gran crisis.
Hoy se viven procesos de transformación social madurados desde hace años por la exclusión social, la desindustrialización y la caída de gran parte de la amplia clase media que, en el caso de Argentina, la dotaba de una homogeneidad social llamativa para un país latinoamericano.
Siguiendo el esquema propuesto por Castel, planteamos las siguientes posibilidades acerca de la crisis de la política y la condición ciudadana.
1. La primera posibilidad es que continúe acentuándose la degradación de la condición política observable desde la década del noventa.
El inédito sentimiento de exclusión en el ánimo y los razonamientos de grandes mayorías continuaría alentando el "que se vayan todos" que denosta sin distinciones a los políticos que han tenido o tienen responsabilidades de gobierno, como modo de expresión del sentimiento de exclusión respecto no sólo de la distribución de la renta, sino también -y por momentos fundamentalmente- del ejercicio de la justicia y el respeto por los derechos individuales y colectivos. Los puentes de confianza y consenso de la gente respecto de su representación partidaria en el Estado seguirán quebrados.
Es también la posibilidad del "nos vamos todos" que ponen en acto las colas frente a los consulados de otros países, devenidos en desesperados espejismos de salvación.

2. Una segunda posibilidad consiste en tratar de conservar aproximadamente la situación actual, multiplicando los esfuerzos por estabilizarla.
Se trata simplemente de aguantar hasta que la ola de la movilización decaiga, como pasa siempre con los ciclos de auge y decadencia de los movimientos sociales. Un 20 de diciembre de 2001 no se produce en la Argentina todos los días, ni las movilizaciones se mantienen en el tiempo sin decaer. Sin embargo, cabe advertir que esas experiencias colectivas dejan marcas perdurables en la subjetividad de sus participantes y de sus espectadores, más allá de las posteriores alternativas -agitadas o calmas- de la calle. Son el terreno de nuevas situaciones y respuestas.
3. La tercera posibilidad reconoce que la política ha perdido su posición central, que el ciudadano se ha degradado y trata de encontrarle escapatorias, compensaciones o alternativas.
Los ciudadanos salen a la calle sin distinciones ni jerarquías sociales, se confiesa la pobreza que en otros tiempos se ocultaba, los ahorristas expresan sentimientos de expropiación. La vida de la ciudad ofrece nuevos acercamientos y descubrimientos mutuos. Se incuba una vecindad cívica inédita.
Desocupados, empleados públicos, médicos, docentes, jubilados, piqueteros, vecinos, viejos y nuevos pobres, productores rurales, ahorristas expropiados son las víctimas de una gran crisis que comparten la desconfianza en la justicia y la pérdida creciente de una identidad colectiva, y al mismo tiempo generan nuevas formas de asociación para encontrar salidas probablemente de corto alcance a la coyuntura.
4. La cuarta posibilidad plantea reconstruir las instituciones "con mucha política".
No pasa por "reconciliar" la política partidaria con la gente, sino de reconocer la necesidad de su transformación completa en un proceso de reconstrucción de la democracia. Reconociendo que la realidad de la crisis es integral (al mismo tiempo, económica, social, política e institucional)
y que tolera tanto pronósticos pesimistas como moderadamente optimistas, esta reconstrucción implicará, sin duda, una profunda reforma política que otorgue transparencia a su funcionamiento, mejore las leyes electorales, estimule los organismos de control de la gestión pública por parte de la sociedad civil con nuevas bases económicas.
En el contexto latinoamericano general, producto de la fuerte crisis de representación se está produciendo un desplazamiento de la política hacia la micropolítica. ¿En qué consiste? Nacidos como fruto del desencanto con la política tradicional, la micropolíticas se alimenta de políticas de base que se proponen transformar la vida cotidiana desde la sociedad civil, sin intención de conseguir poder en el Estado. En relación a esta nueva forma de hacer política, menos épica y visible, se plantea el debate sobre los resultados: ¿en qué tiempos puede generar cambios?, ¿por sí sola constituye una respuesta pertinente a las actuales democracias latinoamericanas?, ¿o debe complementarse con una reconstitución institucional del sistema democrático?
El politólogo argentino Carlos Strasser responde a estas últimas preguntas previniendo que el elogio de las organizaciones de la sociedad civil como naturalmente virtuosas y la crítica a los partidos políticos como inevitablemente corruptos impide una visión constructiva entre ambos.
Strasser reconoce que, en las últimas dos décadas, el llamado "surgimiento de la sociedad civil", los "movimientos sociales" y actualmente las "organizaciones no gubernamentales", las ONGs, han generado una serie de respuestas sociales a las manifiestas falencias registradas por los gobiernos, a través del Estado, las instituciones políticas, los políticos y los partidos políticos.
En el caso de las ONGs, se han "hecho oír" en las esferas de gobierno, pública e internacionalmente en materia de derechos humanos, libertades, transparencia, pobreza y medio ambiente; lograron incluir sus propuestas en las agendas de distintas instituciones; fueron eficaces y eficientes en numerosos emprendimientos relativos a campos antes reservados puramente a la intervención estatal; activaron una conciencia y un compromiso con la "cosa pública" en diferentes sectores de poblaciones. En algunos casos, son sujetos de consulta obligatoria, en el seguimiento y control de distintas políticas o acciones emprendidas por los Estados y/o los grandes organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial o el BID, no así para la toma de decisiones "oficiales".
Sin embargo, muchas veces se han encontrado entrampadas en las dificultades típicas de toda organización: en su mayoría son asociaciones voluntarias y amateur, movidas por la pasión y determinadas ideológicamente. Gozan de una dimensión incomparable con la del Estado y carecen de recursos automáticos como son los de origen fiscal o corporativo. Además, en no pocas ocasiones han sido clientelizadas o cooptadas por los poderes económicos y políticos, y no siempre está claro ante quién responden más allá de sus dadores de fondos y su propia dirigencia.
Partiendo de esta información y este examen, Strasser propone analizar la naturaleza y situación en la que se encuentran tanto el Estado como la sociedad civil para dar soluciones a las urgentes problemáticas del mundo contemporáneo:
"Contra el Estado puede exponerse que -sobre todo en los países periféricos- desde hace rato se lo ve empobrecido en sus diferentes recursos y capacidades, por tanto apreciablemente disfuncional, y (pero) siempre el condensador de una sociedad de clases, desigualitaria, a la que no nivela tanto como contribuye a reproducir, aun si lo hace de maneras que van "actualizándose" sobre la marcha de la evolución histórica. Es de ahí mismo que resulta, al fin de cuentas, el reciente surgimiento más "público" de la sociedad civil.
Sociedad civil que también, antes y al margen de ello, ya ha venido creciendo, y asimismo pluralizándose y/o fragmentándose, así como tornado más y más vigorosa e "independiente", siquiera por sectores. Se explica, pues, que sea desde ella que tiendan en el presente a cubrirse como por reflejo las falencias e inacciones del Estado en términos de lo que se asume por principio es el papel propio de éste.
El caso es, empero, que la citada defección del Estado es la del -sin embargo, todavía- titular más legítimo de la producción de un buen orden social; es decir, la del único agente que, en tanto realizado él mismo en términos de su "idea" (si alguna vez lo está o fuese a estarlo de verdad), por naturaleza o esencia tiene la misión y la posibilidad de trascender los intereses de los individuos y los sectores o las clases, y de lograr el bien común a todos.
Pues, precisamente, contra la sociedad civil corresponde argüir que su misma naturaleza, su consistir en intereses, individuos, grupos, sectores, clases diferentes, resulta de suyo contradictoria a un tal propósito; lo que se dice "una contradicción en los términos". Y esto, más allá de que al momento sea capaz de representar, en defecto del Estado (por unos u otros actores y vías, aquí o allá) los no menos legítimos derechos de autonomía y autosatisfacción a que aspiran las personas y los distintos colectivos sociales.
En síntesis, el actual es entonces un cuadro en el que, en clave de su situación o realidad, la sociedad civil (ONG incluidas) está llevada y asimismo justificada, no ya -ni sólo- a vigilar al Estado, sino a acompañarlo y hasta sustituirlo subsidiariamente en todo aquello de su interés legítimo a cuyo respecto él se halla en una falta al parecer sin remedio; sin remedio, al menos, como el inmediato que se precisa en una u otra relación de las tantas que duelen y urgen social y políticamente. En la otra clave, no obstante, la de naturaleza, "está cantado" que la misma sociedad civil no llegará sino y cuanto más muy específica y ocasionalmente a suplir de manera cabal, o en plenitud, la capacidad que es, en principio, esperable más bien del lado estatal.
En suma, que bien puede darse la bienvenida a la actividad "pública" de la sociedad civil y las ONG, pero el Estado, y los partidos políticos (que son los postulantes para gobernarlo), son en principio irreemplazables. De donde resulta asimismo fundamental e imperativo el más decidido empeño, no tanto en sustituirlos, sino en rescatarlos a ambos -Estado y partidos- de su presente tan lamentable y lamentado. Está claro: la sociedad y el bien común son los primeros que requieren de ellos. Sólo que, naturalmente, "en forma" y más legítimos. De todos modos, por lo pronto tengamos las cosas en claro. Y cuidado con ciertas exageraciones o idealizaciones, no siempre gratuitas".
Carlos Strasser, “El doble rostro de la sociedad civil”, en Diario Clarín, Buenos Aires, 7 de octubre de 2002.
Luego de estas consideraciones sobre la relación entre política, democracia y ciudadanía, cabe pensar si las organizaciones puede inscribir los contenidos referidos al mundo de la política alrededor de sentidos que se desprenden del reconocimiento de una historia, de la comprensión de la profundidad de los problemas generados por la crisis de la condición ciudadana y del análisis de las posibles alternativas para enfrentar la situación actual.
¿Política en las organizaciones de formación?
Para el investigador inglés Stephen Ball, una buena, organización, o escuela es aquella que permite que el integrante, estudiante desarrolle sus aptitudes individuales al extremo, le otorga una pluralidad de herramientas técnicas y morales para usar en el mundo real y no transmite solo conocimiento académico. Según Ball, la escuela debe tratar los problemas del contexto en las distintas disciplinas, de manera que los estudiantes puedan comprender qué es lo que está pasando en sus casas, en sus familias y en su país, y tengan la posibilidad de participar de modo productivo en el tratamiento de los problemas que sus padres enfrentan.
Por su parte, desde otra perspectiva -como es el caso de un editorial del diario argentino La Nación- se suele sostener que es insensato mostrar a los alumnos una imagen desordenada del mundo que les ha tocado vivir, o trasmitirles el peso de los dilemas que aquejan a la comunidad. Se considera que las organizaciones de formación no deben permitir la politización y que la política no debe ingresar en las aulas, porque conduce inexorablemente al descreimiento o al fanatismo por parte de los alumnos.
Como ya hemos señalado, nuestro concepto de formación del ciudadano, no se reduce a su dimensión política. Pero de ninguna manera deseamos prescindir de ella. Por el contrario, en un contexto de discursos que deslegitiman la práctica política, consideramos necesario reivindicar la importancia de la participación, del ejercicio activo de la ciudadanía política y de la defensa, al mismo tiempo reflexivo y sostenido, de la democracia.
A contrapelo de propuestas que insisten en la exclusión de la política en los espacio de formación, asignamos a estos espacios un rol fundamental en la formación política de los jóvenes. No se trata de ninguna lógica de adoctrinamiento ni de la imposición de una ideología o filiación partidaria determinada. Tampoco de imponerles como dogma la defensa de la democracia. Pero sí, de que puedan desnudar, desmenuzar, descifrar y decidir sobre lo político.
En nuestro caso la oferta que hacemos tiene que ver con da defensa de la democracia como sistema resolución de conflictos sociales, entendiendo a los conflictos como intereses contrapuestos entre distintos sectores que pugnan por lograr imponer el suyo.
Educación y política: diversas perspectivas
Cabe, tal vez, aquí hacer una distinción que permita aclarar qué concebimos por política, a sabiendas de la existencia de diferentes conceptualizaciones. Para hacerlo creemos conveniente diferenciar "lo político" de "la política". Lo político, entendemos, refiere a la dimensión del poder y a los antagonismos en la sociedad. La política, en cambio, es el intento de amansar "lo político" y afrontar los conflictos y los antagonismos.
Según Chantal Mouffe, una reconocida especialista en teoría política, "las políticas" democráticas no deberían dejar de tomar en cuenta "lo político" en su dimensión de conflicto y antagonismo, y deberían determinar las consecuencias de la irreductible pluralidad de valores y visiones.
Desde esta perspectiva, para extender la democracia a un número creciente de relaciones sociales, resultaría necesario proteger el pluralismo, los derechos individuales y las minorías, contra una posible tiranía de las mayorías. Pero el peligro opuesto también existe, se pueden establecer múltiples relaciones de desigualdad. Por ello, afirma Chantal Mouffe, es importante entender que, para que la democracia exista, ningún agente social debería poder reclamar ningún tipo de supremacía absoluta.
Esta investigadora sostiene además que en lugar de protegernos de la violencia y hostilidad inherente a las relaciones sociales, la tarea de las políticas democráticas tendría que orientarse a explorar la manera de crear condiciones bajo las cuales esas fuerzas agresivas puedan ser consideradas, y, por lo tanto, un orden democrático pluralista pueda ser posible.
Si miramos a las organizaciones, y la escuela desde estas ideas sobre lo político y la política podríamos:
- observar que el poder está en todas partes: en los niños, en los maestros, en los padres, en las autoridades; en cada uno de los ciudadanos que participa en cualquier organización social, aun en su rol de ciudadano
- ver que con ese poder se llevan a cabo acciones de muy diversa naturaleza: hablar, callar, amonestar, pedir, dialogar, negar, interrogar, estimular, ocultar, debatir, imponer, distorsionar, discutir, criticar, intervenir, promover, controlar, evaluar, expresar, interpretar, enseñar, aprender;
- advertir que el poder se expresa, la mayoría de las veces, a través de conflictos y antagonismos;
- sostener que un propósito central de la escuela es establecer valores y prácticas democráticas;
- afirmar que las organizaciones sociales y la escuela necesita hacer lugar al pluralismo de culturas, así como al pluralismo de sujetos, de elecciones individuales y de concepciones del bien.
Acordemos o no con estas observaciones sobre las organizaciones y la escuela, seguramente, vamos a suscribir que el espacio sobre el cual se dirigen estas miradas está marcado por contradicciones. Las organizaciones sociales y la escuela son instituciones que:

- creen ser neutral y oculta una honda disputa ideológica;
- están llena de imposiciones, pero aspiran a formar para la libertad;
- Son jerárquicas, pero procuran formar para la igualdad;
- tienen una mirada hegemónica, pero pretenden formar para el espíritu crítico;
- admiten la diversidad, pero forman para un patrón cultural común;
- permiten aceptar o rechazar, pero no tener iniciativas.

Sostenía Dewey que el currículum escolar es un abrumador cuerpo de información carente de vida y que las prácticas se dirigen a atiborrar la mente con grandes fórmulas verbales, disfrazadas de conocimiento, privadas de contenido real e impuestas por un maestro autoritario.
Alegaba que si las escuelas basan sus actividades en la búsqueda científica, una gran parte de la coacción externa desaparecería. Sostenía que la moral se aprende dentro del contexto social, observando las reglas apropiadas que emergen de una experiencia compartida, y que el papel del maestro es ayudar al niño a aprender los valores de la participación democrática.
Stenhouse considera que la discusión crítica, la interacción cooperativa y el compromiso con el desarrollo del currículum constituyen prácticas promotoras de valores democráticos y de participación en las escuelas. Stenhouse entiende que las escuelas van a cambiar el día en que lleguen a considerarse a sí mismas como instituciones de investigación y desarrollo, y no como meros clientes de las agencias de investigación y desarrollo.
Más recientemente, Michael Apple, preocupado porque el conocimiento oficial tiene un marcado sesgo que lo pone al servicio de los intereses dominantes y porque la transformación educativa esté asociada con la transformación social, distinguió las escuelas democráticas de las llamadas progresistas o humanistas. Si la propuesta de Dewey se centraba en la actividad del niño y la de Stenhouse hacía hincapié en la concepción de la profesionalidad docente, la de Apple va más allá de aumentar la participación de los estudiantes en las aulas o de cambiar el clima de trabajo de la escuela. Apple sostiene que las escuelas democráticas son aquellas que intentan disminuir las desigualdades en la escuela así como cambiar las condiciones sociales que las crean, y combaten activamente contra ellas.
Hasta aquí hemos recorrido algunas ideas sobre la relación entre educación y política que, desde diversas perspectivas teóricas, observan los discursos y las formas en las que se ejerce el poder en la educación. En todas ellas hay un trasfondo implícito que queremos rescatar.
formación, política e identidades
Así como al referirnos a la lectura y al trabajo hicimos una alusión a la formación de las identidades, del mismo modo vamos a hacerlo en este caso, porque también lo político y la política suponen la construcción de identidades individuales y colectivas.
Ya sostuvimos que la concepción de ciudadanía en la que pensamos se aleja de identidades colectivas homogéneas, excluyentes y esencialistas. Por el contrario, suscribimos a la idea de una ciudadanía que permite conciliar la construcción de proyectos compartidos y la valoración del pluralismo y la diversidad cultural.
Los sistemas educativos latinoamericanos cumplieron un papel central en la formación de las identidades nacionales. Dichas identidades se configuraban a partir de un mandato imperativo que los estudiantes debían absorber mediante una serie de rituales, prácticas y repeticiones. La identidad nacional emergente que requería el monopolio de la lealtad tuvo fuertes componentes de exclusión.
Para poder promover identidades colectivas compatibles con la valoración de la diversidad, es necesario poner el acento en la identidad como opción y construcción y no como herencia por recibir y aceptar. Para ello, asumimos el desafío de desnaturalizar y transparentar, tanto en sus prácticas institucionales como en el currículum, el proceso de construcción de las identidades y, en particular, la construcción de la identidad nacional. Esto supone permitir una reflexión fundamentada en conocimientos sobre las características de este proceso, sus protagonistas, sus logros, sus pérdidas, sus víctimas.
Este es un paso imprescindible para poder proponer a los jóvenes que asuman su lugar en la construcción de sus identidades. Para que tengan la opción de ser partícipes activos de la definición de identidades colectivas y no receptores de identidades impuestas totalmente desde la externalidad.
Para ser coherente entre sus discursos y sus prácticas no reclamamos adhesiones identitarias excluyentes o totales. Para decirlo de otra manera, los contenidos y las prácticas deben ser compatibles con una pluralidad de adhesiones y lealtades.
La posibilidad de acceder a múltiples conocimientos, de conocer diferentes culturas, de interactuar con diferentes pares, de identificar diferentes escalas de constitución de referencias identitarias, la creación de espacios de elección y respeto a la elección de otros son claves para la formación de ciudadanos en sociedades complejas, plurales, solidarias y democráticas.

Los jóvenes y la construcción de la ciudadanía hoy
Desde la preocupación por explorar las dificultades y las posibilidades de los adultos y los jóvenes para sostener el vínculo intergeneracional, la psicoanalista y educadora Perla Zelmanovich nos hace reflexionar sobre los jóvenes y su relación con la cuestión de la ciudadanía: “¿Qué piensan y qué hacen los jóvenes en su relación con la cosa pública? ¿Qué rol juega el diálogo intergeneracional en esta relación? ¿Puede la cultura convertirse en una forma de intervención ciudadana, de producción de comunidad, de construcción del lazo social, en definitiva, en una herramienta política?”
Según esta educadora, pensar la ciudadanía en términos de lo comunitario, del lazo social, tiene particular significación en el contexto actual en el cual las dificultades para construir lo común constituyen un mal de la época. ¿Cómo se expresa el mismo? Entre otros síntomas: en la desconfianza generalizada en los vínculos personales; en la llamada “indiferencia tolerante” -en palabras del sociólogo alemán Ulrich Beck- en las relaciones intergeneracionales, en el consumo de psicofármacos para dar respuesta a los llamados ataques de pánico, de desatención y de ansiedad, supuestos responsables de las dificultades que tienen las personas para vincularse y hacer junto con otros.
Cabe destacar, como señala Zelmanovich, que las dificultades que se suelen leer en los jóvenes en cuanto al involucrarse o no en lo común, en lo público, no son patrimonio exclusivo de ellos sino que están en el marco de la experiencia de la época. Al mismo tiempo la sociedad adulta tiene dificultades para reparar, apreciar, detenerse y leer con un sentido político aquello que los jóvenes producen en términos de construcción de ciudadanía.
Partiendo de esta hipótesis, la autora piensa que la condición ciudadana de los jóvenes necesita ser leída como tal por la sociedad adulta cuando se expresa a través de la experiencia y de la producción cultural, especialmente artística, en tanto estas expresiones pueden tener un carácter eminentemente político.
Compartimos a modo de ejemplo uno de los relatos de dicha ponencia, en el cual una joven entrevistada en el marco de una investigación, da cuenta de una experiencia de producción cultural en la ciudad de Buenos Aires, a la que ella nombra “Colectivo Cultural” y a la que le otorga un sentido político.
“Este colectivo cultural abarca distintas disciplinas, que empezó siendo una banda de música, a la que se le fueron sumando otras disciplinas. Se organizaron en torno a la cultura en forma abstracta y se fue sumando gente. Hoy la banda forma parte del colectivo cultural y no el colectivo cultural participando de la banda. Son chicos de clase media nacidos en los ochenta que se reúnen una vez por semana y ponen el cuerpo, hacen expresión corporal. Los temas de actualidad nacionales e internacionales se discuten a través de la cultura. Se trata de pensar en la propia vida cotidiana en un ámbito concreto a través de una acción directa. Están tratando de gestar un medio alternativo de difusión, una agencia de noticias urbana, piensan en hacer obras de intervención urbana, así las llaman ellos. En el escenario de la vida cotidiana montan una obra, simple. Recorren la plazas de los barrios con actividades culturales, música, teatro, tratan de nuclear al barrio en torno a eso. Consciente o inconscientemente, intencionalmente o no buscan la reconstrucción del tejido social y en ese sentido son una organización política. La política entendida como la forma de organizarse las sociedades, como algo básico. Es un código. La política es un código. Tiene convenciones, formas de organización. Deberían simplemente facilitar la vida para organizarnos, para el mejor desarrollo de la misma. Cualquier forma de organización es política. Estos grupos son las manos que salen de debajo de la tierra y dicen tenemos voz y vamos a votar, en términos figurados, no a votar en las elecciones sino a decidir de alguna manera. Las nuevas generaciones la herramienta que toman es la cultura y no los partidos políticos. Hoy la herramienta de transformación que encuentran los jóvenes que participan de algo es la cultura, lo que llaman modernamente colectivos”.

Para estos jóvenes, la política encuentra hoy una herramienta en la cultura porque, desde allí, aseguran es desde donde se puede reconstruir el tejido social.
Perla Zelmanovich nos propone pensar que hacer "lecturas de esas producciones en clave política, de construcción de ciudadanía, puede ser un modo de meternos con los jóvenes intentando quebrar la indiferencia de nuestro lado al descifrar cuánto hay de nuestras herencias en ellos y cuánto nos puede ayudar a nosotros los adultos, individualmente y como sociedad, leer, descifrar, lo nuevo que allí palpita, lo que no implica dimitir de aquello que nosotros tenemos para ofrecerles. Otorgarles una posición productiva, creerlos necesarios para la construcción de una ciudadanía, nos permitirá leer la apatía o indiferencia que muchas veces se convierten en estigma, en clave de enigma que espera ser interrogado."
Los jóvenes fortalecen sus sentidos de pertenencia y se configuran como actores también a través de la música. Las canciones que crean y escuchan aluden a historias de jóvenes y expresan sus temores, sus broncas, sus amores o sus sueños en el actual contexto económico, político y social.
Les proponemos indagar en los espacios que desarrollan su actividad docente, la música y las letras de las canciones que escuchan los jóvenes y analizarlas en el sentido que plantea Perla Zelmanovich.
Pensar y dialogar sobre política en la aulas
Es una idea reiterada que para evitar la apatía, la pasividad y el desinterés de los jóvenes, el esfuerzo de la diregencia debería estar en la búsqueda del sentido de lo que intenta transmitir. Al encontrar sentidos compartidos es probable que la dirigencia se proponga y logre interesar a los jovenes y que estos perciban que lo que se construye es aplicable y mejora la vida.
En este apartado, recuperamos algunas ideas y formas de razonar acerca del ámbito de la política, recogidas en una serie de encuestas e investigaciones. Estas ideas son valiosas no sólo para conocer lo que los chicos y jóvenes piensan acerca de esta dimensión de la realidad, sino para entablar un diálogo con las representaciones y los conocimientos que poseen, así como con las representaciones que construyen.
En su vida cotidiana, los niños y los jóvenes se ponen en contacto con regulaciones, prohibiciones, mandatos, que forman parte de lo político; con formas de organización de la actividad social, de la actividad económica; con los servicios públicos, los transportes, la recolección de residuos, el suministro de agua. ¿Quién se ocupa de todas estas actividades, ¿quién decide qué hacer y cuándo? ¿Quiénes son los personajes que ven a través de la televisión: presidentes, reyes, ministros, etcétera? Este es el mundo que tienen que entender y para ello deben organizar la información, encontrar regularidades, establecer conjeturas para explicarse qué sucede. En muchos casos, la información no les alcanza y, en otros, les sobra. Lo que necesitan es encontrar un sentido, un orden para la información, y para hacerlo necesitan del encuentro, del intercambio, del diálogo con los otros.
Las frases que siguen son las respuestas que dieron niños y jóvenes de entre 11 y 17 años, en una encuesta realizada en julio de 2002, cuando fueron consultados sobre cuestiones referidas a la política, los políticos, la participación, entre otras cuestiones. Esa encuesta fue aplicada a más de 11.000 alumnos de escuelas públicas y privadas de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
En palabras de los propios jóvenes, la imagen que tienen de los políticos es la que sigue:
• "Creo que las cosas tienen que mejorar, porque la gente está cansada de que los políticos la estafen."
• "Los políticos no son los únicos corruptos, también están los empresarios que llegan arriba pagando, los jueces que logran los cargos por sus amistades y la gente que coimea a la policía para no pagar una multa."
• "Los mayores responsables de la crisis son los políticos."
• "Yo no encuentro ningún líder en quien depositar mi confianza."
• "Prometen pero nunca cumplen, no escuchan las demandas de la gente."

Estas respuestas permiten realizar algunas generalizaciones. Las representaciones que los chicos tienen sobre los actores políticos son negativas y provienen principalmente de las imágenes que los muestran como personajes corruptos que buscan su propio beneficio, que son deshonestos y poco representativos de los intereses de sus representados.

La encuesta revela que, a pesar de no tener, por su edad, experiencia de voto y de desencanto con los políticos elegidos, los resultados coinciden con los que se conocen de encuestas dirigidas a adultos, esto es, señalan a los políticos en un 96% como principales responsables de la crisis. Un 86 % de los encuestados dice que no encuentra un sólo líder político en quien depositar su confianza. Sólo un 2,5%, cuando se le pregunta qué características tendrían que tener los políticos honestos dice "gente joven y capacitada". Alrededor del 50 % dice que tienen que ser personas honestas y no ser corruptos. Tenti Fanfani compara los resultados de esta encuesta con los datos de 1995, de una encuesta realizada por Unicef. Si bien en ese momento los entrevistados se mostraban más optimistas, el 90% de los chicos señaló a los políticos como el sector en el que menos creía. Tenti agrega que estas cifras son muy superiores a lo que muestran encuestas de otros países latinoamericanos como Uruguay y Perú, en los que las personas confían más en sus instituciones.

Cuando se les preguntó a los jóvenes cómo debiera ser un buen político, algunas frases fueron:

"Un buen político debería arreglar el país."
"Un buen político debería administrar y organizar bien el país."
"Un buen político debería ayudar a quien más lo necesita."
"Un buen político debería ser antes que nada honesto y no ser corrupto."
"Un buen político debería ser sensible a los problemas del país, acercarse a la gente."

Estas respuestas permiten concluir que los entrevistados son capaces de reconocer algunas funciones de los políticos, muchas de las cuales corresponden efectivamente a su rol tradicional. También es posible realizar algunas generalizaciones. En un plano ideal, para los jóvenes, los políticos debieran ocuparse de actuar sobre la base de valores tales como la justicia, la solidaridad, la equidad y el respeto.

Por último, queremos mencionar que en la encuesta mencionada más arriba, realizada por Unicef en la Argentina, a jóvenes de entre 12 y 15 años, cuando se les preguntó sobre su interés por la política, el 36 % de los adolescentes y el 23 % de los jóvenes sostuvo que les interesa la política, si bien participan activamente solo el 2% de los adolescentes y el 1% de los jóvenes. A casi el 50% de ambos grupos la política directamente no les interesa.

En consecuencia, cabe señalar que los adolescentes y jóvenes no son un sector aislado de la sociedad. Rechazan las viejas formas de la política, la militancia pero no rechazan la participación, sino más bien la orientan hacia la acción colectiva y social. Es pertinente, por tanto, inscribir la condición juvenil en la realidad y como reflejo de la sociedad "adulta".

En síntesis, puede afirmarse que los alumnos no son apáticos, desinteresados o no comprenden la dimensión política "naturalmente". Tampoco es algo natural el interés o la participación en la acción colectiva. Se trata de aptitudes y actitudes "aprendidas" en la escuela o en la vida cotidiana.
Pero, ¿qué significa en términos de la tarea docente enseñar hoy acerca de la ciudadanía?

Para responder a estas preguntas es necesario, previamente, recordar que el objetivo esencial de la escuela de la modernidad fue formar "buenos ciudadanos". En la actualidad, a partir de las fuertes críticas que cuestionaron y cuestionan esos fines, la enseñanza de la ciudadanía puede ser vista desde una perspectiva diferente: la de la participación activa por la justicia, por la igualdad, por la libertad.

Una primera respuesta podría ser que, frente a los profundos y acelerados cambios globales es apropiado promover y mejorar la participación de los alumnos a través de una formación política que permita además de conocer qué es la democracia y cómo funciona y de permitir sentirse parte integrante de una sociedad, incluya la valoración de las propias acciones y prácticas democráticas así como la de los demás.

La formación política supone la transmisión de una ética, de un conjunto de ideales que en tanto adultos transferimos a las jóvenes generaciones: democracia, igualdad, libertad, justicia, solidaridad, responsabilidad, entre otros.

- ¿Puede decirse que la actividad en un partido político es el único ámbito de participación política de los ciudadanos? ¿Existen otras maneras de participar políticamente? ¿Cuáles?
- Un hombre votando en las elecciones, una mujer opinando en una asamblea barrial, un joven participando de una movilización por los derechos humanos, un piquetero cortando la ruta, un obrero demandando un derecho, una joven colaborando en un comedor escolar ¿pueden considerarse situaciones y formas de participación política? ¿Por qué?
- ¿Cómo definirían la política? ¿Como una forma legítima de dirimir conflictos, como una actividad que realizan solo los políticos profesionales, como una forma de conflicto entre distintos poderes, como una ciencia, como la relación entre gobernantes y gobernados, entre el estado y los ciudadanos, como una forma de relacionarse con los otros? ¿Por qué?
- ¿Con qué relacionan la política? ¿Con poder, con instituciones, con discursos, con ejercicio de la autoridad, con luchas por un orden social más justo? ¿Por qué?
- ¿Creen que pueden existir o haber existido sociedades sin política? ¿Cómo la imaginan? ¿Como una sociedad en guerra permanente, como una sociedad armónica, como una sociedad sin ley, como un imposible?
- ¿A qué y a quiénes afecta el mal ejercicio de la política? ¿Al Estado, a la economía del país, a los más pobres, al conjunto de la sociedad? ¿Por qué? Para dialogar es necesario no solo ver, leer o escuchar, sino compartir lecturas e interpretaciones".
Cierre y bibliografía
Hasta aquí hemos desarrollado ideas para pensar, transmitir y dialogar sobre la política en la escuela. Esperamos que esta clase nos permita pensar juntos, profundizar el diálogo dentro de esta comunidad virtual y construir propuestas para transmitir en las escuelas.
Bibliografía citada APPLE, Michael y Beane, J. A.: (1997) Escuelas democráticas. Morata, Madrid. AUYERO, Javier (1994) Otra vez en la vía. Notas e interrogantes sobre la juventud de sectores populares. Espacio Editorial, Buenos Aires. BALL, Stephen, "La crisis puede transformarse en una oportunidad para el aprendizaje" en La Nación, Cultura, 25 de febrero de 2002. CACOPARDO, Ana y Correa, Alejandra (2002) "Luz roja en América latina". Revista Puentes. Comisión Provincial por la Memoria. La Plata, Provincia de Buenos Aires. DEWEY, John: (1995) Democracia y educación. Morata, Madrid. FERNÁNDEZ ENGUITA, Mariano: (1993) La profesión docente y la comunidad escolar. Morata, Madrid. FERNÁNDEZ ENGUITA, Mariano: (1999) "Es pública la escuela pública", en Cuadernos de Pedagogía, N° 284, octubre, Madrid.LA NACIÓN, Editorial II "Aulas sin contaminación política", en La Nación, Opinión, Buenos Aires, 26 de febrero de 2002. MOUFFE, Chantal: (1996) "La política y los límites del liberalismo", en La Política, Revista de estudios sobre el Estado y la sociedad. Paidós, Barcelona. POPKEWITZ, Thomas; Pereyra, Miguel. (1994) "Estudio comparado de las prácticas contemporáneas de reforma de la formación del profesorados en ocho países: configuración de la problemática y construcción de una metodología comparativa.", en Popkewitz, Thomas (coord.) (1994): Modelos de poder y regulación social en pedagogía, Pomares-Corredor, Barcelona. QUINTERO, Silvina y De Privitellio, Luciano (1999) La formación de un argentino. Los manuales de civismo entre 1955 y 1995, en CLIO Nº.4, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe. SIDICARO, Ricardo y TENTI, Emilio (1998) La Argentina de los jóvenes. Entre la indiferencia y la indignación. UNICEF-Losada, Buenos Aires, pp.60-62. STENHOUSE, L. (1984) Investigación y desarrollo del currículum. Morata, Madrid. TRILLA, Jaume (1992) El profesor y los valores controvertidos. Neutralidad y beligerancia en la educación. Paidós, Barcelona. ZELMANOVICH, Perla (2005) "Jóvenes y ciudadanía en la trama de las generaciones", ponencia presentada en la 31º Feria del libro de Buenos Aires, Argentina. Bibliografía básica
TENTI FANFANI, Emilio "Orden democrático y diversidad cultural. Publicado en la web del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación http://www.siteal.iipe-oei.org http://www.iipe-buenosaires.org.ar/pdfs/Orden_democratico.pdf CASTILLO GUZMAN, Elizabeth y Sanchez, Carlos (2003) "¿Democratizar la escuela o escolarizar la democracia? Dilemas de la socialización política en la escuela colombiana", en Revista Colombiana de Educación. Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional. Presentamos el archivo en pdf de toda la revista. El artículo pueden encontrarlo entre las páginas 121 y 137. http://www.pedagogica.edu.co/index.php?inf=501&= GARRETÓN, Manuel Antonio (2002) "¿Polis ilusoria, democracia irrelevante?" en Revista Todavía, Nº 2, Buenos Aires, Fundación Osde, septiembre de 2002.

ESCUELA DE FORMACIÓN POLÍTICA Y CIUDADANA

CONTENIDOS DETALLADOS

MODULO 1: Democracia: Comprensión de la Democracia - Análisis histórico desde una perspectiva crítica - Análisis prospectivo - Concepciones de lo político - Espacios democráticos cotidiano (familia, escuela, barrio, ciudad...) - Sujetos que construyen democracia - Organización - Organización social y política – Participación - Capacidad de concertar - Movimientos sociales – Liderazgo -
Prácticas y valores - Construcción de poder y ciudadanía - Marco general de los Derechos Humanos, y su sentido en la Democracia - Deberes, derechos y responsabilidades - Rol de los Medios de comunicación - Distintas formas de democracia - Perspectiva de género, concepto de generación, etnia - Mecanismos de control social al Estado - Aspectos metodológicos y gestión desde una perspectiva.


MODULO 2 – Ámbito de lo Público: Historia de la construcción de lo público Procesos de estatización, nacionalización y privatización - Expresiones culturales de lo público - Caracterización de lo público, lo gubernamental, lo estatal y lo privado - La responsabilidad ciudadana en la construcción de lo público - Grupos de presión, interés y cabildeo (Lobby) - Causas políticas, económicas y culturales de la relación entre corrupción de lo público y lo privado, impunidad, clientelismo y desprestigio de la política - Violencia y espacios sin ley formal - Participación ciudadana en la construcción de lo público - Situación de los modelos de mediación y representación, y propuestas para mejorar su funcionamiento - Acceso y calidad de los bienes y servicios públicos - Políticas Públicas - Ejercicio y control social de la gestión pública - Mecanismos institucionales y sociales para el control de las instituciones y las funciones públicas - El servidor público; rol, capacitación, ética y rendición de cuentas.

MODULO 3: Dimensión Institucional: Estado, Partidos Políticos, Organizaciones Sociales:

El Estado: Definiciones clásicas y características fundamentales. Regímenes políticos
- Lectura del proceso histórico de la conformación de los diferentes tipos de estado que se han conformado en América Latina y el Caribe - Funciones y espacios del Estado: poder ejecutivo, legislativo y judicial; descentralización, autonomías, poder local. - Relaciones entre estados: factor militar, relaciones sociales en zonas fronterizas. Construcción de lo latinoamericano y caribeño. - Relaciones entre Estado, Gobierno, Nación y Sociedad. Territorio-territorialidad. - Apuntes para un modelo propositivo de Estado. - Relación entre sociedad civil, Estado, mercado y democracia - Instituciones de participación política: Lectura histórica de los principales modelos de los partidos políticos en América Latina. - Conceptualizaciones de la noción partido político. - Funciones de los partidos políticos. - Clasificación de los partidos políticos. - Partidos políticos y su rol en diferentes tipos de democracia: participativa y representativa. - Descrédito de los partidos políticos Sustitución de los partidos políticos mediante el caudillismo, autoritarismo, mesianismo, dictaduras, etc. - Construcción de nuevas institucionalidades - Sentido de la vida en sociedad: - Comprensión del poder y la política como servicio al bien común - Legitimidad y dominación – Distintas concepciones y usos del poder - Cooptación de líderes sociales y políticos a intereses de elites hegemónicas - Nuevas formas de organización y participación - Lectura histórica de las principales expresiones de la sociedad civil en América Latina y el Caribe - Organizaciones de base y movimientos sociales tradicionales y emergentes, como expresión de la sociedad civil: definiciones, tipos, funciones, relación con el Estado y los partidos - Mecanismos de control social del poder institucional - Apuntes para la conformación de organizaciones políticas no partidistas y civiles que canalicen adecuadamente la participación política.


MODULO 4: Modelos de Desarrollo en América Latina

Elementos de análisis micro y macroeconómico - Conocimiento de políticas sociales - Modelos de desarrollo y sus consecuencias - Globalización y sus implicaciones políticas - Impactos de la deuda interna y externa - Modelos y experiencias locales de desarrollo alternativo – Sostenibilidad - Producción de la riqueza, distribución del ingreso y el bienestar - Condiciones de trabajo: empleo, desempleo, migración, informalidad - Población vulnerable y condiciones de vida - Tratados y acuerdos internacionales - Bloques económicos regionales: MERCOSUR, UE, NAFTA tratados bilaterales y otros - Organismos internacionales: BID, BM, FMI, OMC - Construcción de mecanismos de incidencia - Herramientas de gerencia de lo público (planeación y presupuesto nacional, regional, local...)


MODULO 5: La Construcción de la Interculturalidad: Practica y Desafíos:

Dignidad humana - Reconocimiento de la diferencia - Procesos de inclusión, - Reconocimiento de diversas cosmovisiones - La interculturalidad vista desde las perspectivas de: género, etnia, generación, religión, clase, ideología, sexualidad, etc - Perspectiva histórica: procesos sociales, historia de América Latina, de cada país o región, proceso de globalización, migraciones, etc. - Obstáculos de la interculturalidad y sus efectos en la convivencia: discriminación, intolerancia, racismo, xenofobia, fragmentación, desigualdades, indiferencia, violencia cotidiana, exclusión, etc - Desafíos para la interculturalidad: fortalecimiento y reconocimiento de identidades y diálogo intercultural - Derechos, reivindicaciones y mecanismos de exigibilidad: luchas y movimientos sociales, reconocimientos constitucionales, diversos derechos y deberes (expresión, etc.). - Mecanismos de participación, resolución de conflictos, lenguajes y formas culturales de expresión política, etc - Rol de los medios de comunicación social - Utopías y construcción política - Mística y política - Pensar una propuesta alternativa al neoliberalismo.

sábado, 3 de octubre de 2009

ACTO DE LANZAMIENTO DE LA ESCUELA DE FORMACION POLÍTICA

PLANILLA DE INSCRIPCION

CURSO DE FORMACIÓN POLÍTICA Y CIUDADANA – ATENEO GERMAN ABDALA

APELLIDO Y NOMBRE
DOMICILIO BARRIO
ORGANIZACIÓN SOCIAL
TELEFONO DNI
ENUMERE TRES MOTIVOS POR QUE DESEA REALIZAR ESTA CAPACITACION
E-MAIL: Fecha nacimiento


• CURSO DE FORMACIÓN POLÍTICA Y CIUDADANA – ATENEO GERMAN ABDALA

INSCRIPCIONES:
• WWW.ateneo-abdala.blogspot.com o
• Personalmente los días Miércoles entre 20 y 22 hs en la sede del ateneo sito en Pesqueira y Juan Sapag
INICIO DE LA CAPACITACION: 17-10-2009 en el local del Ateneo, días de cursado sábado de por medio de 9 a 13 hs.-

CUPOS: 50 por orden de inscripción

DESTINATARIOS DEL PROYECTO: JOVENES, LIDERES BARRIALES Y SOCIALES

FUNDAMENTACION: Esta reflexión política pretende tomar postura frente a las políticas locales y frente a los gobiernos en todos sus niveles. De todas maneras deja a los grupos de posibles participantes sus decisiones políticas particulares, a sostener sus convicciones, porque es lo que enriquece el debate.
Tiene un trasfondo de valores inspirados en la tradición social demócrata, para la práctica de la política y el ejercicio de la ciudadanía, deseamos presentar una propuesta que analiza desde lo global, pero que no olvida lo local para la reflexión.
Sin deseo de competir allá donde existan iniciativas ya vigentes y tal vez mejores, sino con ánimo de colaboración, basada en la responsabilidad ciudadana y política.
La propuesta parte de la búsqueda de un pensamiento alternativo al neoliberalismo económico, cultural globalizado y a cualquier otra forma de pensamiento único y totalitario. Con ella pretendemos ayudar a un esfuerzo de integración socio-político que contribuya a ser más igual y solidaria la comunidad donde vivimos y que a la vez fortalezca la capacidad para el análisis autónomo de lo económico, político y cultural.
Creemos que la política es una buena noticia, y que su ejercicio es una forma de servicio a los demás. Así, desde la utopía de “otra política posible”, enfrentaremos las crisis actuales de la política, de lo público y de los modelos vigentes de desarrollo, y contribuiremos con humildad y realismo a la construcción de una historia más justa y democrática.

Objetivo general: Contribuir al establecimiento de una sociedad justa y democrática, mediante procesos de reflexión permitiendo una formación que fortalezcan el ejercicio activo de la ciudadanía y proponga formas alternativas para las relaciones de poder.

Módulos del proyecto: A continuación se presenta la propuesta formativa por ejes, en un primer cuadro se plantean los objetivos específicos y los contenidos inicialmente propuestos, para posteriormente mostrar la manera como se pueden desarrollar integralmente desde la transformación de actitudes.

CONTENIDOS SINTETICOS A ABORDAR

• PRESENTACION, ENCUADRE, METODOLOGIA
• MODULO 1: Democracia:
• MODULO 2: Ámbito de lo Público:
• MODULO 3: Dimensión Institucional: Estado, Partidos Políticos, Organizaciones Sociales
• MODULO 4: Modelos de Desarrollo en América Latina
• MODULO 5: La Construcción de la Interculturalidad: Practica y Desafíos

lunes, 31 de agosto de 2009

CARTA ABIERTA


MIERCOLES 26 DE AGOSTO

ESPACIO CARTA ABIERTA


Con la presencia de dirigentes sindicales, comisiones vecinales, miembros de diferentes agrupaciones políticas y público en general, el Miércoles 26 quedó formalmente inaugurado el ESPACIO CARTA ABIERTA en nuestra localidad.
Pablo TOMASINI,Alejandro ORLANDO, Olga SOTELO, José Luis SADDI y Pablo MALDONADO invitaron a los presentes a utilizar este espacio para construir de manera conjunta, una Agenda que tenga como motivación principal el Centenario de nuestra ciudad.
Las reuniones de Carta Abierta Zapala se realizarán los lunes a las 20 hs. en Brown Y Candelaria

viernes, 21 de agosto de 2009

LANZAMIENTO DEL ESPACIO " CARTA ABIERTA" EN ZAPALA

EL MIERCOLES 26 DE AGOSTO SERÁ EL LANZAMIENTO DEL ESPACIO "CARTA ABIERTA" EN ZAPALA COORDINADO POR EL ATENEO GERMÁN ABDALA DEL FRENTE ZAPALINO.
LA REUNIÓN SE REALIZARÁ EN LAS INSTALACIONES DE UNAVP, SITO EN BROWN Y CANDELARIA, A PARTIR DE LAS 19 HS.

Carta Abierta es un espacio de participación para la discusión e intervención en las políticas publicas, en defensa de gobiernos democráticos, preservando la libertad de crítica.
Este es un grupo NO PARTIDARIO, conformado por personas pertenecientes al mundo de la cultura, el periodismo, las ciencias, la educación, las artes, el cine, la literatura, entre otras disciplinas.
Profesionales de las más diversas áreas, agrupaciones gremiales y sindicales, militantes de diferentes partidos políticos, comenzaron a reunirse durante el conflicto llamado “del campo”, movilizados por la preocupación y el rechazo que producía el avance sistemático de los grupos más conservadores del país, que de manera histórica de han opuesto a los intereses populares.
Motivados también por el afán de hacer público el repudio a la complicidad y el protagonismo de los grandes medios de prensa, que a lo largo de cuatro meses de conflicto, legitimaron un discurso hegemónico en defensa de los intereses de unos pocos
En ese contexto, por la similitud de ideología , y por la forma participativa de debatir y analizar la realidad , sin quedarnos en la crítica, sino en la constante búsqueda de soluciones , los integrantes del ateneo Germán Abdala hemos sido invitados a participar de Carta Abierta en Neuquén capital, y a lanzar y coordinar el espacio en nuestra ciudad
Nos reuniremos a debatir y a ejercitar la reflexión política
Queremos adherir a la idea de la construcción de un país donde se instrumenten mecanismos concretos que permitan una debida distribución de la riqueza, tendiente a eliminar la exclusión social, habilitando la posibilidad de igualdad de oportunidades para todos
Convocamos a todos los militantes, a todos los intelectuales, a todos los profesionales, a todos los artistas, cualquiera sea su ideología política, a sumarse a este espacio de participación ya que en la diversidad de ideas encontraremos la riqueza del debate

Carta Abierta/6

En la esquina de Defensa e Independencia

No somos mujeres y hombres del escándalo, nuestras conciencias no son saltimbanquis de la alarma. Al contrario: los hechos graves como el de la pobreza de amplios sectores de la población nos atañen. La pobreza atañe al fondo último de nuestros compromisos, la idea de igualdad, nuestras antiguas y recientes militancias. Nos compete, nos atraviesa. Por eso podemos decir: no nos escandaliza. El escándalo es gesto espectacular y ademán avieso. El rostro de los pobres se vuelve superficie de inscripción de llamados evangélicos, sacralidades disponibles, obsceno plano televisivo y objeto de malversación política. Nos atañen tanto las vidas dañadas por la miseria como su circulación en un imaginario que las despoja de creación, potencia y libertad.

Un presidente que desguazó las anteriores tramas sociales pudo decir “pobres habrá siempre” mientras creaba las condiciones para un inédito hundimiento de los salarios y los empleos. La conmoción del 2001 hizo visibles a contingentes de desocupados que habían encontrado en su exclusión el ímpetu para un descubrimiento de sus propias facultades organizativas y políticas. El gobierno iniciado en 2003 pensó al trabajo como una vía de recuperación de la dignidad para los desposeídos. Expansión del empleo y paritarias fueron las llaves precisas y, a la vez, el horizonte deseado. Detenido el ciclo, en la tormenta del mundo, la pobreza se hizo tópico de lo irresuelto. También, núcleo rutilante de una confrontación que es necesario deshojar.

En una iglesia de Liniers, en los palacios vaticanos, en los palcos ruralistas y en los grandes medios se agitan hilos que provienen del mismo ovillo. Ovillo que es idea: es posible aunar la mayor riqueza –dada por la propiedad privada de ciertos recursos- con la asistencia caritativa a los más pobres. Campo y Cáritas. Soja y comedor popular. Para que ese enlace sea fructífero y económico debe prescindir de lo que es visto como poder coercitivo y expoliador: el Estado. Y también del enlace de la cuestión de la pobreza con los temas de la justicia y la igualdad. Pobres habrá siempre, para atenderlos está Cáritas. La limosna es la vía celeste para unos y la sobrevivencia menoscabada para otros. Contra ella es necesario volver a situar la defensa de lo público, el engarce de la cuestión social con otros modos de la justicia y la apuesta no a la victimización de lo popular sino a su recreación política.

¿La justicia pendiente del presente no está ligada a la justicia respecto de un pasado criminal? ¿No está la deuda social impaga vinculada a una renovada reflexión sobre las condiciones de una redistribución del ingreso que afecte no sólo a los trabajadores en blanco? ¿Es posible encarar medidas imprescindibles, como un plan orientado a la resolución de las necesidades alimentarias de la población, que tenga alcance nacional y solidez nutricional, sin herramientas impositivas y recaudatorias? Sin retenciones hay limosna. Con retenciones: debate público y politización.

Decir eso suena a mala palabra: ¡quiénes son los extraviados que en el contexto de un ataque masivo a la política reclaman mayor politización! Nosotros: en la intersección, ya lo decimos, de Defensa e Independencia. En otras esquinas priman otros tonos: la indignación y la sospecha. El hombre típico de Corrientes y Esmeralda es hoy alguien que sospecha. Alguien que ve, tras los discursos y los valores de la política, una razón oscura que sería su verdadero sentido. Una razón material, crematística, que funcionaría como hilo explicativo de toda conducta pública. ¡Quién les paga!, es el grito de guerra en una Argentina con una larga devastación de las conductas políticas. Contemporáneo a ese sentimiento está el de la indignación, el ademán del usuario enojado, del ciudadano reclamante, del movilero agitado en persecuciones varias, del periodista de piso que frunce el ceño. ¡Hasta cuándo!, resuena como eco. Entre la sospecha y la indignación se sumerge la vida política del país. Quizás el ejemplo más claro de esto es la mutación de la condición del lector en gritón de los diarios digitales: ya no es el que acude a un encuentro con lo desconocido -que le exige no poca disposición amorosa para comprender- sino el que lee como excusa para el rezongo o la suspicacia insidiosa. Es el rumor mismo, la pasión arraigada en los subsuelos de los modos de vida que agrieta los cimientos mismos de lo público. Alimentados por una larga historia de desalientos y exacciones. Recreados como fábula moral en las usinas mediáticas. La nueva derecha vive en esos relatos y hace de ellos santo y seña.

Hoy esos ríos profundos de la vida contemporánea minan las bases de la gobernabilidad. Lo hacen ahora con el gobierno nacional. Lo harán luego contra otras representaciones. Lo que en su momento llamamos destituyente es eso: una articulación y un impulso, una organización de sentimientos difusos para dirigirlos, sin pausa y sin errancia, contra un objetivo determinado. Por eso los jefes de ese movimiento no son hombres de la política, aunque ellos pretendan usufructuar sus resultados inmediatos. En el fondo se intuyen las futuras víctimas si no logran pactar con ese sordo rumor. Nadie es creíble, nadie está firme. Parecen a salvo aquellos que se escudan en el reconocimiento directo de las razones mercantiles: los que declaman sus historias empresarias, los que piensan la política como un momento más de la expansión de los negocios. Bajo sospecha quedan aquellos que intentan recurrir a los discursos ideológicos o a las tradiciones políticas. Los que confiesan se convierten en testigos protegidos del juicio al entero sistema partidario.

¿Puede reconstituirse lo público en un tembladeral animado por esas fuerzas sentimentales y anímicas? ¿Puede reconstituirse lo público amenazado por la sensibilidad del miedo, la sospecha y la indignación? ¿Qué política podrá sustraerse de esa atmósfera en la que se reclama el reino desembozado de los intereses privados, porque finalmente serían los únicos sinceros?

Una elección parlamentaria ha transcurrido hace algunas semanas. Los resultados fueron adversos para el proyecto que desde estas cartas acompañamos. En cierto sentido, las advertencias que recorrían los escritos anteriores fueron confirmadas: crecieron electoralmente los adalides de la restauración conservadora, fueron ungidos los que debaten en sus gabinetes cerrados si apurar el paso hasta la caída o dejar llegar las cosas –el gobierno exánime- hasta el 2011. El triunfo de Unión Pro en la provincia de Buenos Aires, con un candidato que exhibe como méritos una caudalosa fortuna y destrezas televisivas, pone en evidencia la articulación política de los rasgos profundos de la época: el llamado a la desnuda presencia de las razones mercantiles como latir vital de la actividad pública y la mediatización de la política, convertida en mero apéndice de ficciones publicitarias que toman inspiraciones épicas –en una época que sin embargo pretenden disciplinada por las grandes fuerzas corporativas económicas- y se basan en idealizaciones de la vida popular –cuando estamos en un tiempo en que lo popular resiste dificultosamente la segmentación brutal de las experiencias colectivas-. Esos rasgos no los inventó la derecha. A lo sumo, sus políticos y publicistas son los que más descarnadamente, sin culpa y sin velos, los incorporan y expanden y por ello pueden recibir los mejores dividendos. Los que se mueven como peces en el agua en la sociedad del espectáculo.

La elección de junio hizo visible la debilidad en la construcción de otra escena para la política. De una escena en la que las fuerzas provengan de la militancia popular y no de las mediciones de rating, en la que los candidatos y funcionarios se elijan menos por la opinión pública y más por sus compromisos persistentes, en la que los diálogos tengan menos de representación de roles que de apertura a problemas, en la que el voto se dirima por la defensa de las condiciones reales de vida y no por la presión de los conjurados mediáticos. ¿No serían éstos menos eficaces en su monserga destituyente si estuvieran menos impagas las deudas sociales? Al gobierno lo atacan los jefes agromediáticos por sus aciertos y no por sus errores. Pero en las urnas perdió también por sus traspiés, sus titubeos, sus debilidades. En manos de un electorado que parece más tomado por el desánimo o la apatía que por el entusiasta abrazo a las consignas de derecha.

La restauración conservadora está en curso y en ella se unifican poderes corporativos –el empresariado nucleado en AEA, la airada mesa de enlace, el bloque mediático y algunos políticos-. Sin embargo no puede pavonearse de legitimidad por el resultado electoral. Porque no está mellada la capacidad gubernamental y porque en los cuartos oscuros también fueron ungidas representaciones parlamentarias que arrojan a la escena problemas necesarios de ser tratados en pos de una sociedad más equitativa y justa.

Si el proceso abierto en el 2003 estuviera cerrado, si sólo quedase la organización de una retirada ordenada, el gesto de la crítica sería intento de autoexclusión de la derrota. Una precaria salvación. Por el contrario, si hay que mencionar errores es en función de otra hipótesis: la de que hay un núcleo de valores fundamentales de este proceso que es necesario no sólo defender sino expandir en los próximos dos años. Y que se defienden y se expanden si hay capacidad de reinventar a la vez políticas de gobierno y de impulso de las autónomas voluntades militantes. Si hay capacidad de pensar como interlocutores no a las corporaciones con sus poderes de veto y sus agitadas amenazas sino a los argentinos de a pie: a esos que tienen el poder de su reunión, su fuerza y su voluntad.

Las urnas hablaron, pero su mensaje no tiene por qué ser aquel que los personeros de la destitución creen escuchar. Al contrario, muchos leyeron en ellas el llamado a un activismo renovado, capaz de procurar ámbitos de encuentro, creación de ideas en común, imaginativas defensas de lo público. En algunos lugares el nombre de Carta abierta bautizó esas experiencias que cavan el presente no sólo para atrincherarse en la prioritaria defensa de un gobierno legítimo sino también para encontrar los destellos de una política renacida. En muchas ciudades los hombres se reúnen en Defensa e Independencia. Quizás porque esa esquina siempre esté en el núcleo más íntimo de nuestras búsquedas.

No venimos aquí, al púlpito de la esquina, a presentar la cartilla para la reconstrucción de una militancia popular. Por el contrario: venimos a decir que estamos perplejos y asombrados. Que a la vez que hay indicios de la posibilidad cierta de una catástrofe conservadora hay un énfasis del gobierno en no retroceder en sus decisiones fundamentales y los hay también de una múltiple voluntad colectiva. Podríamos decir: falta la construcción. Nos privamos de hacerlo, para que quede el vacío ruidoso de aquello que no sabemos ni qué sería ni cómo se hace. Apenas intuimos, y que valga como susurro, que mucho de pasión por el presente, de donación a los entusiasmos de lo que viene y de renuncia a las rigideces del pasado, serán actitudes necesarias.

¿Estamos pidiendo más a un gobierno cuya existencia está, sin dudas, amenazada? ¿Estamos concurriendo a la conjura de las exigencias que pueden alterar la vida institucional? ¿Es tiempo de solicitar, una vez más, profundización de los cambios, o sólo se trata de apegarnos a los hechos, a un realismo de la continuidad, para evitar lo peor: la desestabilización, el ascenso brusco de las derechas, el triunfo de las más radicales presiones corporativas, el escenario hondureño? El gobierno está sitiado. Por una confluencia que quizás nadie pueda detener. En el sitio conjuga gestos defensivos, audacias inesperadas y perseverantes compromisos. Entre estos últimos, la actitud de condena frente al golpe en Honduras ante la indiferencia de muchos e incluso la crítica obtusa ante la decisión de la Presidenta de ir al lugar de los hechos para dejar claro que la recuperación democrática en ese país no sólo reclama la acción de las cancillerías o de las instancias diplomáticas internacionales. Honduras nos atañe. Habla de nosotros. Como Argentina habla de Bolivia. Y Bolivia de Venezuela. Y Venezuela de Ecuador. Destinos cruzados y necesidades mutuas en un contexto signado por la expansión de la presencia estadounidense en Colombia de un modo que remeda, amenazante, las viejas prácticas imperiales.

En cuanto a la actitud que el gobierno de Cristina Fernández debiera tener en esta situación amenazada, algunos prescriben concesiones ante grupos de presión; otros la defensa de las políticas económicas sostenidas. Si solicitamos más, es porque consideramos que esa defensa sólo puede desplegarse sobre la constitución de un horizonte político, sobre el hallazgo colectivo de un proyecto que exceda y desborde la actualidad, sobre el sueño común de reinvención de lo público. Sin esa dimensión utópica, sin esa perspectiva que reinscriba los hechos cotidianos en un relato que los excede y potencia, no hay renovación de las posibilidades gubernamentales pero tampoco de las políticas populares. La idea de cambio fue, publicitariamente, capturada por las derechas mientras el gobierno hizo campañas de reivindicación de lo hecho. Pero la política no es el cierre sobre el presente, salvo que se resigne a devenir administración de lo dado. Es desde las fuerzas que efectivamente han transformado mucho en este país y en estos años, desde las fuerzas que han puesto en discusión razones profundas de la transformación social, que se debe recuperar la invocación al cambio. El llamado a la construcción de una sociedad emancipada de sus grilletes y reparadora de sus injusticias.

Se hizo, es cierto. Defendemos lo hecho. Pero lo que pende es fundamental: la reposición de las instituciones estatales en las condiciones de producción contemporáneas, el planteo de un sistema impositivo que tenga un carácter progresivo o desplegar nuevas regulaciones al capital financiero, son algunas. Otras ya las hemos mencionado. Insistimos: no como gestores de un balance de una empresa en quiebra. Sino como trabajadores de su recuperación. La nación está en juego. Y las vísperas del bicentenario podrían ser ocasión de una apuesta imaginativa que desborde los fastos conmemorativos y los rituales previsibles. De una apuesta que incluya los temas postergados de la emancipación, como la relación entre la nación y las comunidades culturales y étnicas que la precedieron. La reivindicación de los pueblos originarios presupone una profunda invitación a poner en cuestión los fundamentos culturales que nos cobijan, no para abandonar los que nos son comunes sino para que nos sean comunes los que surjan de nuevas revisiones históricas.

La idea de que es necesario reabrir las posibilidades de la historia, no puede escindirse de la emergencia renovada de organizaciones populares. ¿A quién le habla el gobierno cuando habla?, es una pregunta que si notoriamente está vinculada con los estilos comunicacionales dice también sobre cuestiones estratégicas. Porque a la escena de las presiones de las corporaciones patronales sólo se la combate con una escena de escucha y conversación con los partidos políticos populares y con los movimientos sociales. Y a la escena de los titiriteros mediáticos se la confronta no sólo con medios públicos -que son necesarios-, no sólo con la democratización que supone una ley de servicios audiovisuales -que es urgente e imprescindible-, sino también con una escena política autonomizada de la lógica mediática. Incluso, la que ocurra en los esfuerzos últimos que realicemos para que nuestra propia conciencia vuelva a albergar la noción básica de autonomía crítica, ética de convicción y templadas responsabilidades para reconstruir un sentido de verdad ante las derechas que en el vaciadero de los conceptos, se revisten con los viejos temas de las izquierdas. No es que las ideologías hayan desaparecido, sino que se las modula como una más de las mercancías que se le ofrecen al consumidor.

Alguna vez dijimos que a las acciones de este gobierno, incluso a algunas de las más relevantes, les faltaba lo previo: una cierta elaboración en la cual se inscribieran con la fuerza necesaria, pero también su enhebramiento con un entramado de voluntades y activismo, capaz de proponer temas, de situar problemas, de hacer y defender políticas. No se trata sólo del horizonte político futuro. Incluso la institucionalidad gubernamental requiere, para sustentarse sin graves cesiones a los poderes corporativos -que encuentran hoy en el empresariado más concentrado un programa completo de transformación de la economía argentina- , de una revitalización de las organizaciones populares.

Eso que falta es necesario para preservar los aspectos más profundos y relevantes de estos años. Para preservar y expandir la política de derechos humanos; la integración regional; los derechos laborales; decisiones soberanas respecto de los organismos financieros internacionales; instituciones de defensa alejadas de las doctrinas de la represión; la inversión de recursos en ciencia y técnica. Preservar y expandir es, también, ir más allá de una concepción economicista que sitúa al crecimiento como estrategia rectora última. La crisis mundial dejó interrumpido ese camino de expansión de la inversión, empleo y mercado interno. La idea de distribución de la riqueza vino asociada no sólo a un retintineo promisorio sino a la efectiva reactivación de la economía. La crisis afecta ese despliegue, que quizás tenía núcleos internos que lo volvían ciego ante ciertas situaciones de exclusión y desigualdad social.

El debate sobre las asignaciones familiares a trabajadores informales o a desocupados, la idea de ingreso universal de ciudadanía, los planes diferenciados para atender situaciones de pobreza, fue postergado en función de una perspectiva economicista. La ausencia de políticas reparatorias que atenuaran las desigualdades dentro del interior del mundo laboral, aligeró como palabras al viento aquellas que nombraban las efectivas medidas de justicia existentes. ¿No tuvieron relación los resultados electorales con esa ausencia? Porque no hay metáfora más errónea que la de traición, que supone a los votantes como seres arrastrados a una decisión cuyo sentido ignoran. Hay, en todo caso, un disgusto, una necesidad, una crítica, que benefició, especialmente, a los dirigentes surgidos de las falanges restauradoras y los gabinetes fantochescos que inventan políticos por encargo. Lamentamos esa decisión emanada de las urnas. Pero no serán las explicaciones consoladoras las que permitan revertirla.

La reversión es posible, pero requiere un modo novedoso de tratar lo público. De volver a considerar lo público. Está en juego eso en la política nacional pero también en la ciudad de Buenos Aires, en esta ciudad con sus plazas en las que se leen estas cartas, con sus edificios sanitarios amenazados por operaciones inmobiliarias, con sus parapoliciales que desalojan espacios comunitarios, con sus jefes de policía que surgen de las más tenebrosas historias de encubrimientos y exacciones. Medidas que pretenden hacer campo raso de lo heterogéneo y de la ciudad laboratorio de la nueva derecha. Nuestra calle, aquí, es Resistencia.

El jefe de gobierno de esta ciudad es un empresario. Como tal parece menos enjuiciable que los hombres de la política. Ante el banquillo del juicio que la sociedad mediática encara, se lo presume inocente. Quizás no del todo, pero sí más que aquellos que hablan más de política que de negocios. Por eso, puede reírse de las combinaciones entre tintorerías y prostíbulos en los barrios pobres de la ciudad. Ha ordenado desalojar huertas y expulsar hombres y mujeres sin techo. Ha burlado a los docentes y a los trabajadores de la salud. Ha imaginado desalojar los antiguos neurosiquiátricos, menos por un libertarismo antimanicomial que por la valorización de los terrenos. Ha nombrado un jefe de policía en cuyo nombre se anuncia la acentuación de estrategias represivas y de funcionamientos corruptos. Perdiendo votos, sin embargo ha ganado las elecciones. Quizás porque en figuras así se condensan las fuerzas anímicas del miedo, la sospecha y la indignación.

No es un problema de los porteños. En Nueva York le pagan a los desocupados un pasaje de ida para privar de su miseria a la ciudad. Pero esta es nuestra ciudad: en ella debemos disputar cada esquina, cada barrio, cada discurso y cada idea. Contra esa articulación reaccionaria, es necesario situar una agenda de recuperación de lo público: del espacio, de las conversaciones, de las políticas, de las instituciones, de los recursos naturales, de las facultades humanas. El mercado, sabemos, es capaz de apropiarse y gestionar todo eso, bajo la lógica de la ganancia y el rendimiento comercial. Y hay políticas estatales que se subordinan a la obediencia de esa lógica. Incluso, algunas políticas nacionales, como la que regula la minería, en la que prima la explotación inmediata antes que el resguardo de los derechos comunitarios. Recuperar lo público es poner en cuestión esos criterios, situarlos en el marco de una discusión que no debe aceptar para sí los límites de lo ya dado, sino que debe constituir el horizonte utópico y realizable de lo porvenir.

Hay mucho que preservar y hay mucho por hacer. Aunque minado por la sospecha y la indignación existe un terreno en el que eso se dirime: la política. Las diversas tradiciones ideológicas que han puesto el acento en lo popular y sus potencias tienen ante sí un desafío mayúsculo: el de considerar su confluencia sin exclusiones, su situación sin mezquindades y el futuro con inédita imaginación.

Aquí en esta esquina somos una suerte de conjurados. En defensa de un conjunto de políticas desplegadas desde el 2003 y del derecho del gobierno a perseverar en ese camino y con la independencia de criterio que nos dan nuestras propias experiencias, valores, ideas. Nuestro llamado al coraje colectivo contra el operativo derrumbe no resuena en el eco de los espacios vacíos. Al contrario, rebota en los cuerpos, se ahínca en los sueños, se intercambia en la reflexión común. Por eso creemos que no se puede hablar de derrota ni de victoria ni nos está dado el tono de la certeza. Sí saber que lo que sucede nos atañe. Y por eso no nos escandaliza.

ESCUELA DE FORMACIÓN POLÍTICA Y CIUDADANA

Justificación

Esta reflexión política pretende tomar postura frente a las políticas locales y frente a los gobiernos en todos sus niveles. De todas maneras deja a los grupos de posibles participantes sus decisiones políticas particulares, a sostener sus convicciones, porque es lo que enriquece el debate.
Tiene un trasfondo de valores inspirados en la tradición social demócrata, para la práctica de la política y el ejercicio de la ciudadanía, deseamos presentar una propuesta que analiza desde lo global, pero que no olvida lo local para la reflexión.
Sin deseo de competir allá donde existan iniciativas ya vigentes y tal vez mejores, sino con ánimo de colaboración, basada en la responsabilidad ciudadana y política.
La propuesta parte de la búsqueda de un pensamiento alternativo al neoliberalismo económico, cultural globalizado y a cualquier otra forma de pensamiento único y totalitario. Con ella pretendemos ayudar a un esfuerzo de integración socio-político que contribuya a ser más igual y solidaria la comunidad donde vivimos y que a la vez fortalezca la capacidad para el análisis autónomo de lo económico, político y cultural.
Creemos que la política es una buena noticia, y que su ejercicio es una forma de servicio a los demás. Así, desde la utopía de “otra política posible”, enfrentaremos las crisis actuales de la política, de lo público y de los modelos vigentes de desarrollo, y contribuiremos con humildad y realismo a la construcción de una historia más justa y democrática.
A pesar de la existencia de regímenes de democracia formal en toda la región, hay una profunda desilusión respecto a los resultados. La manifestación de esta situación, la percibimos en:
• Una crisis de las instituciones políticas y sociales que se manifiesta en el debilitamiento del sistema democrático y en las organizaciones sociales, especialmente de los partidos políticos, y la pérdida de credibilidad en los mismos;
• Una crisis de lo público, que se manifiesta en la fragmentación social, la corrupción, el desprestigio de la política, la violencia, la impunidad, y el desinterés de la juventud por la política.

• Crisis del modelo de desarrollo, que se manifiesta en el aumento de la pobreza, dependencia, degradación de la actividad económica, disminución del empleo y migración de la población o hacia formas de ingreso poco productivas (mendicidad, ventas ambulantes, etc.).
• Así mismo, verificamos el uso de prácticas y orientaciones políticas que obstaculizan la democracia, que se manifiesta en las amenazas a las libertades, la exclusión política y social de sectores de la población, el secuestro de lo público para el beneficio de particulares, etc.
• También constatamos dificultades para construir sociedades pluriétnicas y pluriculturales, que se manifiesta en intolerancia, xenofobia, racismo, etc. Sin obviar estas dificultades seguimos creyendo que el mejor camino para canalizar los conflictos sociales y buscar soluciones políticas es el ejercicio de la democracia participativa. Nosotros, como ciudadanos, queremos participar en la construcción de una nueva sociedad justa, solidaria, incluyente y pluricultural.
El programa que se presenta quiere proporcionar herramientas, metodología y elementos éticos para un nuevo ejercicio de la democracia y de la ciudadanía.



2. Objetivo general

Contribuir al establecimiento de una sociedad justa y democrática, mediante procesos de reflexión permitiendo una formación que fortalezcan el ejercicio activo de la ciudadanía y proponga formas alternativas para las relaciones de poder.


Ejes del proyecto

A continuación se presenta la propuesta formativa por ejes, en un primer cuadro se plantean los objetivos específicos y los contenidos inicialmente propuestos, para posteriormente mostrar la manera como se pueden desarrollar integralmente desde la transformación de actitudes.


CONTENIDOS

Eje 1: Democracia:


1. Comprensión de la Democracia: - Análisis histórico desde una perspectiva crítica - Análisis prospectivo - Concepciones de lo político. 2. Sujetos que construyen democracia - Organización social y política – Participación - Capacidad de concertar - Movimientos sociales – Liderazgo. 3. Prácticas y valores. 4. Construcción de poder y ciudadanía. 5. Marco general de los Derechos Humanos, y su sentido en la Democracia. Deberes, derechos y responsabilidades. 6. Rol de los Medios de comunicación. 7. Distintas formas de democracia. 8. Perspectiva de género, generación, etnia. 9. Mecanismos de control social al Estado. 10. Formación en método1. Comprensión de la Democracia: - Análisis histórico desde una perspectiva. 11. Espacios democráticos cotidiano (familia, escuela, barrio, ciudad...)



Eje 2 – Ámbito de lo Público:

1. Historia de la construcción de lo público 2. Procesos de estatización, nacionalización y privatización. 3. Expresiones culturales de lo público. 4. Caracterización de lo público, lo gubernamental, lo estatal y lo privado. 5. La responsabilidad ciudadana en la construcción de lo público. 6. Grupos de presión, interés y cabildeo (Lobby). 7. Causas políticas, económicas y culturales de la relación entre corrupción de lo público y lo privado, impunidad, clientelismo y desprestigio de la política. 8. Violencia y espacios sin ley formal. 9. Participación ciudadana en la construcción de lo público. 10. Situación de los modelos de mediación y representación, y propuestas para mejorar su funcionamiento, 11. Acceso y calidad de los bienes y servicios públicos. 12. Políticas Públicas. 13. Ejercicio y control social de la gestión pública. 14. Mecanismos institucionales y sociales para el control de las instituciones y las funciones públicas. 15. El servidor público; rol, capacitación, ética y rendición de cuentas.


EJE 3: Dimensión Institucional: Estado, Partidos Políticos, Organizaciones Sociales:

1. El Estado: Definiciones clásicas y características fundamentales. Regímenes políticos.
- Lectura del proceso histórico de la conformación de los diferentes tipos de estado que se han conformado en América Latina y el Caribe. - Funciones y espacios del Estado: poder ejecutivo, legislativo y judicial; descentralización, autonomías, poder local. - Relaciones entre estados: factor militar, relaciones sociales en zonas fronterizas. Construcción de lo latinoamericano y caribeño. - Relaciones entre Estado, Gobierno, Nación y Sociedad. Territorio-territorialidad. - Apuntes para un modelo propositivo de Estado. - Relación entre sociedad civil, Estado, mercado y democracia. 2. Instituciones de participación política: Lectura histórica de los principales modelos de los partidos políticos en América Latina. - Conceptualizaciones de la noción partido político. - Funciones de los partidos políticos. - Clasificación de los partidos políticos. - Partidos políticos y su rol en diferentes tipos de democracia: participativa y representativa. - Descrédito de los partidos políticos Sustitución de los partidos políticos mediante el caudillismo, autoritarismo, mesianismo, dictaduras, etc. - Construcción de nuevas institucionalidades 3. Sentido de la vida en sociedad: - Comprensión del poder y la política como servicio al bien común. - Legitimidad y dominación. – Distintas concepciones y usos del poder. - Cooptación de líderes sociales y políticos a intereses de elites hegemónicas. 4. Nuevas formas de organización y participación: - Lectura histórica de las principales expresiones de la sociedad civil en América Latina y el Caribe. - Organizaciones de base y movimientos sociales tradicionales y emergentes, como expresión de la sociedad civil: definiciones, tipos, funciones, relación con el Estado y los partidos - Mecanismos de control social del poder institucional. - Apuntes para la conformación de organizaciones políticas no partidistas y civiles que canalicen adecuadamente la participación política.


EJE 4: Modelos de Desarrollo en América Latina y el Caribe:

1. Elementos de análisis micro y macroeconómico 2. Conocimiento de políticas sociales 3. Modelos de desarrollo y sus consecuencias 4. Globalización y sus implicaciones políticas 5. Impactos de la deuda interna y externa. 6. Modelos y experiencias locales de desarrollo alternativo. 7. Sostenibilidad. 8. Producción de la riqueza, distribución del ingreso y el bienestar. 9. Condiciones de trabajo: empleo, desempleo, migración, informalidad. 10. Población vulnerable y condiciones de vida. 11. Tratados y acuerdos internacionales. 12. Bloques económicos regionales: MERCOSUR, CAN, CARICOM, UE, NAFTA tratados bilaterales y otros. 13. Organismos internacionales: BID, BM, FMI, OMC 14. Construcción de mecanismos de incidencia 15. Herramientas de gerencia de lo público (planeación y presupuesto nacional, regional, local...)



EJE 5: La Construcción de la Interculturalidad: Practica y Desafíos:

1. Dignidad humana - Reconocimiento de la diferencia - Procesos de inclusión, - Reconocimiento de diversas cosmovisiones 2. La interculturalidad vista desde las perspectivas de: género, etnia, generación, religión, clase, ideología, sexualidad, etc.
3. Perspectiva histórica: procesos sociales, historia de América Latina, de cada país o región, proceso de globalización, migraciones, etc. 4. Obstáculos de la interculturalidad y sus efectos en la convivencia: discriminación, intolerancia, racismo, xenofobia, fragmentación, desigualdades, indiferencia, violencia cotidiana, exclusión, etc. 5. Desafíos para la interculturalidad: fortalecimiento y reconocimiento de identidades y diálogo intercultural. 6. Derechos, reivindicaciones y mecanismos de exigibilidad: luchas y movimientos sociales, reconocimientos constitucionales, diversos derechos y deberes (expresión, etc.).. 7. Mecanismos de participación, resolución de conflictos, lenguajes y formas culturales de expresión política, etc. 8. Rol de los medios de comunicación social. 9. Utopías y construcción política. 10. Fe antropológica. Fe teológica.11. Mística y política.12. Pensar una propuesta alternativa al neoliberalismo.

jueves, 20 de agosto de 2009

¿EL FIN DE LA FANTOCHADA?…

¿EL FIN DE LA FANTOCHADA?…Eduardo Aliverti

Es un tema tan complicado, vistos los negocios, personajes, demagogias y pasiones circundantes, que, aun alcanzando cierto equilibrio analítico, muy probablemente uno termine pegado a quienes no quiere.
La rescisión del contrato entre la AFA y Clarín, de acuerdo con las cifras astronómicas en juego según lo que significa el fútbol en este país, es un hecho espectacular. Desde lo operativo y desde lo simbólico. De esa coctelera quedan vertidos el grupo mediático más poderoso que haya habido nunca, en confrontación abierta contra el Gobierno. La entidad que también lucra con la pasión más fuerte de los argentinos. La batalla ya personal que libran los Kirchner contra el Grupo. El modo en que eso se traduce en toda la información significativa que circula, porque ya casi no hay ni selección noticiosa, ni título ni copete, ni tono locutoril ni cobertura especial, ni opinión ni nada de nada, que no esté regenteado por el clima bélico entre el Gobierno y Clarín y, de ahí para abajo, en cómo se posiciona el resto frente a eso. Y, claro, las pirañas mayores y menores que ya intentan colocarse en la mejor ubicación para sacar tajada del nuevo escenario. En otras palabras, es incontrastable que estamos ante uno de los episodios políticos más pomposos de los últimos tiempos. A algunos o muchos les cuesta digerir que sea así, en el entendimiento filosófico, digamos, de que todo lo que rodea al fútbol es una variante del opio de los pueblos. Pero, aun cuando se lo considere un juicio respetable, convengamos que resulta definitivamente hippie apenas se lo coteja con que hablar de esto es hacerlo sobre el Poder. Así, a secas y con mayúscula.
Más luego, empecemos por la descripción del problema, del brete, a partir de su conclusión. Lo primero, como bien señaló un colega, es que Grondona lo hizo. Resulta que la fantasía nunca jamás consumada no ya de tocarle las posaderas a Clarín, sino de someterlo directamente a un procedimiento proctológico que afecta –confiesan en voz bajísima desde dentro del Grupo– un tercio de sus ingresos totales, viene a consumarla Grondona. Así es. Señoras y señores: ni Carta Abierta, ni dirigente político alguno, ni la suma de todos los intelectuales y luchadores sociales y colectivos gremiales o profesionales, ni los congresos ni debates ni mesas redondas acerca del papel de la oligopolización periodística en la construcción del sentido común a partir de los intereses corporativos del “partido” de poder más importante de la Argentina. No, no y no. Lo hizo Julio Grondona. El Padrino. El tipo que les parió un negocio que debió ser inconcebible en cualquier tiempo y lugar. El negociado, qué tanta vuelta, de empezar con cuatro cámaras para transmitir partidos en exclusividad, y terminar codificando el ardor popular a cambio de una escala de dos mangos con cincuenta para la AFA y los clubes; y de la pleitesía que le rindieron y rinden la manga de corruptos enquistados en la inmensa mayoría de esos clubes. ¿Qué hago?, dice uno entonces. ¿Me estampo al lado de estos tipos, de esta cuasi mafia, en canje por la satisfacción de que Clarín quede groggy? ¿O a mi pesar quedo sumado al cinismo de esa derecha execrable que acaba de descubrir la pobreza y el cómo puede ser de su pulular mientras hay plata para el fútbol? Porque al margen de que lo diga la derecha y dé asco, suena muy feo, cómo que no, que haya tanta energía para arreglar los dramas futbolísticos y no tanta, o poca o ninguna, para corregir los sociales. Suena así, a pesar de que ese negocio fabuloso que es el fútbol no tenga por qué darle pérdida al Estado. Al revés: si la hacen bien sería una fuente de ingresos formidable que podría volcarse, justamente, a la reparación de los horrendos desequilibrios sociales. Pero suena así. Y además, ¿qué te hacés, vos, Kirchner, si le renovaste la licencia a Clarín para que siga operando su señal, y encima le aprobaste la fusión de Multicanal y Cablevisión para que se monten a la carrera el avestruz del pagar para ver? ¿Qué te hacés?
Pero resulta que, en medio de esta contradicción aparentemente insoluble, uno descubre (es decir, certifica, porque si lo descubriera recién ahora quiere decir que vivió en un pote de crema de leche) que están en contra del quiebre con Clarín toditos los factores de poder, y amanuenses respectivos, representantes de lo peor de los valores sociales. Ahí están ya no sólo los grandes medios sino también sus periodistas, y los conductores de la radio y de la tevé, que gozaron hasta aquí de este curro despampanante, en forma directa o a través de los negocios del Grupo y los grupos (sería intelectual y técnicamente deshonesto agarrárselas sólo con Clarín). No es un cuestionamiento a que se trabaje de lo que uno es en el lugar donde no se quisiera estar. Es la falta de una frontera respecto de la que decir “bueno, hasta acá, no la cruzo”. No hablamos de los laburantes que no tienen poder de fuego en la correlación de fuerzas, sino de las ¿estrellas? permanentes o fugaces que ya acumularon bastante como para darse el lujo de decir “esto no”. Ahí están. Cumpliendo al pie de la letra más de lo que les dictan, y en no pocos casos rifando una trayectoria de honestidad progre. Gente que se pasó la vida diciendo una cosa y ahora dice otra. Son ayudados por las barrabasadas del matrimonio. Los dislates en el Indek, el crecimiento sospechosísimo de la fortuna presidencial, las idas y vueltas en la táctica de acumulación de aliados, el engañapichanga del “diálogo” político, tanto más. Pero de ahí a esta imagen de prosternarse ante el patrón mediático con rictus de “oh, sí, mi amo, lo que tú digas”, vaya con la diferencia.
Para redondear, uno concluye en que las condiciones subjetivas son que, mejor, escaparle al estampado con alguno de estos nenes. Pero las objetivas son que se avanza mucho más con lo que se puede que con lo que se desea. Y vamos a ponerlo en primera persona, para que quede bien clara la intención de sostener con el cuero lo que se dice con el pico: si el costo de aparecer despegados de los K es pegarse a los garcas de la Mesa de Enlace, a Torneos Sin Competencias, a Sojilandia, y a poner en el centro de la escena la arrogancia y las carteras de Cristina, conmigo no cuenten.
A propósito del papelón pasado por el ministro De Vido, quien anunció la marcha atrás con los aumentos tarifarios de luz y gas tras haberlos defendido a rajatabla hasta pocas horas antes, algunos recordaron la impardable cita de Groucho Marx: “Mire, estos son mis principios pero si no le gustan tengo otros para ofrecerle”. Está muy bueno. Y estaría mejor si se lo aplica también a varios colegas que en estos días contribuyeron, ojalá que en forma decisiva pero no es nada seguro, a que se caiga por fin la fantochada de que existe el periodismo independiente.